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La belleza y la fragilidad del vidrio antiguo, en una exposición del Museo Arqueológico

Unas 170 piezas, entre amuletos, joyas, objetos rituales y contenedores, integran la exhibición

Producto de la interacción entre los cuatro elementos básicos de la naturaleza, tierra, fuego, aire y agua, el vidrio fue uno de los primeros materiales de síntesis elaborado por el hombre, hace unos 5.000 años. Más allá de su singularidad y belleza, los objetos de vidrio antiguo que han sobrevivido al paso de tiempo ofrecen el valor añadido de haber ganado la batalla a su fragilidad. Un motivo más para visitar la exposición La fragilidad en el tiempo. El vidrio en la antigüedad, que se presenta en el Museo de Arqueología de Cataluña (paseo de Santa Madrona, 39) hasta el 30 de enero.

La exposición, de la que es comisaria Teresa Carreras, revisa casi mil años de historia del vidrio, desde el siglo II antes de Cristo hasta el siglo VII, a través de unas 170 piezas, seleccionadas entre las 2.500 que forman parte de los fondos del museo. Las obras, en su gran mayoría de pequeñas dimensiones, están repartidas en tres ámbitos según las técnicas de fabricación y decoración empleadas. Fueron precisamente las técnicas las que determinaron la evolución del vidrio, que, tras la introducción del soplado, pasó de ser un escaso bien de lujo a un producto de alcance mayor.

"El soplado, que se desarrolló a mediados del siglo I antes de Cristo en el área sirio-palestina, permitió multiplicar la variedad de formas, aumentar el tamaño de los objetos y producirlos mucho más rápidamente", explica Carreras. En época romana, el vidrio, cuyo origen se sitúa en Mesopotamia en plena Edad del Bronce (finales del siglo III antes de Cristo), experimenta una verdadera eclosión y es utilizado para fabricar amuletos, joyas, objetos rituales y contenedores de las formas más variadas para cosméticos, medicamentos y alimentos. Se remonta a esta época también su introducción en arquitectura, donde se emplea no sólo para las ventanas, sino también como elemento decorativo.

Las invasiones bárbaras y la fragmentación del Imperio Romano (finales del siglo IV y todo el siglo V) redujeron drásticamente las comunicaciones terrestres y marítimas y, por tanto, el intercambio comercial y cultural. "La producción del vidrio no se vio interrumpida, ya que se había convertido en un material muy apreciado; más bien se enriqueció con el desarrollo de las diversas regiones, que propició una mayor diversidad de formas y decoraciones", dice la comisaria.

El recorrido se abre con unas piezas de fayenza, una pasta silícea que se vitrificaba en el horno, acompañadas por los primeros vidrios aún opacos. Hay objetos hechos con diferentes sistemas de moldeado y otros que combinan esta técnica con el soplado. También se pueden apreciar diversas manipulaciones de la pasta de vidrio, como presiones, pellizcos, estiramientos o introducción de hilos. Destaca el colorido de algunas joyas y contenedores de cosméticos. Entre las piezas más singulares sobresalen unas balsameras de dos caras (triste y feliz) y en forma de fruta, un gotero que reproduce un pájaro y una serie de contenedores cuadrados.

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