En busca del crecimiento perdido
Alemania y Francia no logran consolidar sus últimas mejoras económicas
Las dos principales economías del continente crecerán entre un 1,8% y un 2,4% este año. Con estos números ambos países vuelven a tirar de la producción europea aunque sin solucionar sus problemas internos. El déficit fiscal, el alto desempleo y las constantes alzas del precio del petróleo pueden poner en duda una consolidación en el mediano plazo.
A pesar de que los gigantes vuelven a tirar del carro, sus problemas internos se acumulan, lo que impedirá que el dinamismo se mantenga a corto plazo
Francia y Alemania cerrarían 2004 con un alza del PIB del 2,4% y el 1,8%, respectivamente, según la proyección oficial
Los pronósticos de la Comisión Europea dicen que la Zona Euro crecerá un 2,1% este año, mientras que la UE lo hará en un 2,5%. Gran parte de este favorable desempeño se debe al repunte estructural que han tenido los dos gigantes del continente: Francia y Alemania, los que según pronósticos oficiales cerrarían 2004 con un alza en su PIB del 2,4 % y el 1,8% respectivamente.
Un dinamismo que llega tras un año de estancamiento técnico en que la UE creció sólo medio punto. La importancia de estas dos economías en el continente es vital ya que son contribuyentes netos a los presupuestos comunitarios y en conjunto suman más del 50% del PIB de la UE, equivalente a unos cuatro billones de euros.
De esta manera, el dinamismo de las exportaciones en Alemania, que crecerán un 11% en 2004 impulsado principalmente por el aumento de sus envíos a los países de la ampliación; más el aumento de la inversión en Francia tirada por el carro estatal, se han convertido en los principales factores para el repunte de la economía europea durante este año.
No obstante y a pesar de que los gigantes económicos vuelven a tirar del carro, sus problemas internos se acumulan, lo que impedirá que este dinamismo se mantenga en el corto plazo. Según los pronósticos, ambos países crecerían en 2005 dos décimas menos que este año, debido a la incertidumbre de sus reformas estructurales, pero sobre todo a la reducción del comercio exterior.
Para evitar esta situación, ambos gobiernos apuestan todas sus fichas a la reactivación del alicaído consumo interno, mediante la aceleración de las postergadas reformas estructurales de las pensiones y de la recaudación fiscal. Un paquete que además les permitiría reducir su abultado déficit público que superará este año el 3% impuesto como límite por el Pacto de Estabilidad de la UE.
En el caso de Alemania, en 2005 entrarán en vigor una serie de rebajas fiscales, una esperada reducción de las cotizaciones del seguro médico y una flexibilización del mercado laboral, lo que en teoría debería posibilitar que los habitantes alemanes tengan más dinero disponible y puedan poner fin a una debilidad del consumo que ha durado tres años.
No obstante, todos estos esfuerzos serán en vano si estos países no logran reducir las elevadas tasas de desempleo que se han registrado durante el año, y que en el caso de los galos llega al 9,9% y de los germanos a un 10,1%. Estos números que ya amenazan con volverse estructurales, merman la confianza de los consumidores y mantienen estancado su consumo.
El problema es que si Francia y Alemania no reactivan este pilar económico no podrán compensar la inevitable caída del sector exterior en 2005, por lo que su tasa de crecimiento caerá. El principal problema que enfrentan es el elevado precio del crudo, un 70% más caro que hace un año. La inflación y el encarecimiento de los procesos productivos son los principales damnificados con un barril que amenaza con estabilizarse sobre los 50 dólares.
Otro elemento de inestabilidad son sus deficitarias cuentas públicas. El último informe de la Comisión Europea señala que Alemania cerrará el año con un 3,9% del PIB en déficit y Francia con un 3,7%. El principal problema es que este límite al gasto público les otorga a sus respectivos gobiernos un margen de maniobra mínimo para aumentar el gasto y reactivar la economía.
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