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David Crosby y Graham Nash vuelven a grabar juntos después de 28 años

El disco doble incluye críticas a la política nuclear o financiera de la Administración de Bush

Las voces de Graham Nash y David Crosby, dos de las más famosas y prístinas gargantas que refulgieron en los años dorados de la costa oeste estadounidense, han vuelto a aliarse para un álbum conjunto. Ambos representan las dos terceras partes de los míticos Crosby, Stills & Nash (o la mitad del cuarteto, cuando se les unía Neil Young), pero como dúo llevaban la friolera de 28 años sin rubricar un disco. El inesperado reencuentro de estos viejos amigos, hoy ya sexagenarios, se ha traducido en un disco doble, titulado sencillamente Crosby Nash, con una veintena de nuevas composiciones "nacidas casi como si no hubiera pasado el tiempo", según la opinión de los propios interesados.

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Tras casi cuatro décadas juntos, David y Graham aún pueden presumir de una amistad que se ha mantenido incólume, a buen seguro, por la complementariedad de sus caracteres. Nash desempeña el papel del hombre irreprochable, un chico de Manchester que ha sabido conservar su flema británica y cuya moral queda reflejada en melodías tan tiernas como la inolvidable Teach your children (Enseña a tus hijos). Crosby es el paradigma del superviviente nato, un personaje de biografía tormentosa que siempre ha sabido arañarle a la vida una segunda oportunidad. Arrestado varias veces por posesión de cocaína o tenencia ilícita de armas, condenado a prisión por escaparse de una clínica de desintoxicación, sometido a delicados trasplantes de órganos en 1995, casi parece un milagro que hoy aún podamos disfrutar de sus nuevas composiciones.

Tras los viejos discos Graham Nash / David Crosby (1972), Wind on the water (1975) y Whistling down the wire (1976), la idea de este cuarto trabajo como tándem surgió de modo casual. Hace un par de temporadas, Nash había demostrado encontrarse en buena forma con un hermoso disco en solitario, Songs for survivors. Crosby le confesó que guardaba en el cajón alguna canción. "De pronto, casi sin querer, nos vimos inmersos en el proyecto", reconoce el británico. "Era extraño, pero maravilloso. Resultó tan sencillo que a veces sentía como si hubiésemos retomado el trabajo allí donde lo dejamos 28 años atrás. Todo fluyó de forma tan natural que el disco, aun siendo doble, quedó listo en menos de un mes de trabajo". A lo largo de estas dos decenas de canciones, David y Graham aprovechan sus cristalinas armonías vocales para deslizar, como en sus mejores tiempos, todo tipo de mensajes comprometidos. A Nash se le recuerda en los años setenta apoyando la causa de los granjeros, preocupándose por el futuro de las ballenas o involucrado en la organización del macroconcierto No Nukes (1979), contra la utilización de la energía nuclear. Ahora firma piezas como Don't dig here (No excaves aquí), sobre los residuos nucleares enterrados en la montaña de Yucca, mientras Crosby denuncia en They want it all (Ellos lo quieren todo) la codicia de una sociedad habituada a escándalos financieros como el de Enron.

Crosby entiende que este doble álbum aprovecha un "momento dulce" de sus protagonistas. "Componer es una tarea cíclica. No tengo ni idea de por qué, pero sucede así", asegura. Y se explaya: "Hay periodos en la vida en que las ideas se agolpan en tu cerebro, una detrás de otra, y nosotros lo hemos querido aprovechar. En otras ocasiones me he deprimido al comprobar que podían transcurrir hasta nueve meses sin que se me ocurriera una triste nota. Son esos momentos en los que piensas que el cerebro se te ha secado".

El reencuentro de los dos viejos amigos ha recibido una cálida acogida por parte de la prensa especializada estadounidense, que les adora. Los británicos se han mostrado bastante más desabridos. "Llevaban sin grabar juntos desde 1976, y es una lástima que no hayan seguido así", sostiene la malévola crítica de Peter Kane para Q.

Los cantantes David Crosby y Graham Nash.
Los cantantes David Crosby y Graham Nash.

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