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Crónica:LA CRÓNICA | NACIONAL
Crónica
Texto informativo con interpretación

El oxígeno que busca el PP

Soledad Gallego-Díaz

El debate de los presupuestos generales del Estado, que se inició el pasado miércoles, no ha terminado de tranquilizar las aguas en el Partido Popular. La mayoría de los diputados populares alabó sin reservas la intervención de su líder, Mariano Rajoy. Pero, aunque están previstos otros debates "de primera fila" a lo largo de la discusión parlamentaria de las cuentas del Estado, no ha desaparecido por ahora la sensación de "desdibujamiento" que algunos miembros destacados del partido reprochan a la dirección popular.

La "foto" de la Conferencia de Presidentes de Comunidades Autónomas, y las serias desavenencias internas que sepusieron de manifiesto en el seno del PP, ha sido el elemento que más ha ayudado a desconcertar a los críticos dentro del PP. "Están abiertos muchos frentes. Éste no es un curso normal, en absoluto, no estamos en tiempos ordinarios, y nosotros nos comportamos como si lo fueran", lamenta un veterano diputado del PP con larga historia de cargos directivos. Un sector del PP, quizá minoritario, pero con un peso cierto, considera que existen demasiadas dudas sobre "la orientación" del partido. "Es verdad que existe todavía un cierto ambiente de perplejidad", reconoce otro dirigente popular. "Quizá porque no sabemos bien cuál va a ser nuestra estrategia", explica.

Un sector del PP considera que existen demasiadas dudas sobre "la orientación del partido" y que hay que darse más prisa en fijar "la estrategia popular"

"¿Perplejidad? Sí. Y mucha", coincide otro dirigente regional. "Hay mucha perplejidad en la base. Estamos como en un compás de espera", asegura.

Ninguno de los críticos aludidos pone en duda el liderazgo de Mariano Rajoy dentro del partido ("sabemos la importancia de la unidad", "ha sido elegido en el Congreso y no hay más que hablar", "hay que darle tiempo para que consolide su liderazgo"), pero sí la falta de "músculo" de la dirección en su conjunto. "Es como si hubiéramos perdido una estrategia centrada muy fuertemente en la lucha contra el terrorismo de ETA ocupando nosotros el Gobierno, y ahora nos resultara difícil encontrar otros frentes de oposición", admite un diputado autonómico que se considera a sí mismo representante de ese "sector incómodo".

Muchos dirigentes populares parecen a la espera de dos cosas: conocer el resultado de las elecciones norteamericanas y que se fijen las posiciones respecto a la reforma de los estatutos de autonomía que van a empezar a llegar al Congreso de los Diputados en pocos meses.

La mayoría de los dirigentes del PP no ocultan que desean vehementemente una victoria de George Bush, que interpretarían, casi, como una reivindicación propia. Pero sobre todo creen que el debate autonómico y constitucional deberá actuar como una importante bombona de oxígeno para el PP en su conjunto. Y si no fuera así, "entonces habría que replantearse muchas cosas", asegura sin titubear el mismo diputado autonómico "incómodo".

Batalla de imagen

Desde el lado socialista se considera que el debate autonómico será, muy probablemente, la gran ocasión del PP para recuperar el pulso que consideran perdido. "Debe de ser cierto que están desdibujados", admite con realismo un miembro de la dirección del PSOE, "porque no son capaces de abrir brecha con los errores que cometemos a veces por falta de rodaje o por ingenuidad". El PSOE está muy satisfecho por la celebración de la Conferencia de Presidentes de Comunidades Autónomas. Cree que, al margen de otros logros, tuvo uno muy importante para el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero: le permitió ganar varios rounds al lehendakari Juan José Ibarretxe en la batalla de imagen que están librando los dos en el País Vasco.

El lehendakari ha mantenido sin desmayo la imagen de alguien que quería negociar (aunque su plan exige un diálogo bilateral entre el País Vasco y España, para llegar al final a un acuerdo por el que Euskadi se integraría, de forma voluntaria y con características especiales, en el Estado español). Ahora, Rodríguez Zapatero es quien reclama en el País Vasco la misma propuesta: es el Gobierno el que está empeñado en negociar y el que ofrece varios foros para ello (aunque se trate siempre de dar un nuevo impulso autonómico a varias bandas y nunca de una negociación entre dos).

Dado que todos los expertos creen que la batalla del diálogo puede tener una gran importancia en las próximas, y decisivas, elecciones vascas, el lehendakari no ha podido resistir la invitación de Rodríguez Zapatero. Pero su falta de entusiasmo quedó reflejada en las llamativas declaraciones sobre su negativa a que "España" tenga algo que decir sobre el futuro de Euskadi, realizadas antes de viajar a Madrid.

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