Laureado presidente
El cónclave de los populares andaluces encadena un homenaje tras otro y ensalza sobre todo la figura de Arenas
Se ha dicho que en este congreso no había lugar a sorpresas y que, salvo ajustes menores, todo venía diseñado desde casa (desde casa de Javier Arenas, claro). Quizás por eso los organizadores han resuelto compensar la falta de intriga con un torrente de homenajes: a la solidaridad, a la libertad, a los compromisarios jóvenes, a los compromisarios veteranos, pero sobre todo al líder, que a juzgar por lo escuchado, es el de ayer, el de hoy y el de siempre. Teófila Martínez, dirigente ¿máxima? del PP andaluz en los últimos cinco años, gravitó como un espectro que jamás hubiera tenido forma humana y en ningún tiempo fuera el cartel de su partido en la estepa de oposición a Manuel Chaves.
Los lustrosos elogios, agasajos varios y lisonjas extremas que recibió Arenas colmaron hasta el paroxismo el anaranjado plenario del Palacio de Congresos de Sevilla, escoltados por la muchachada entusiasta de Nuevas Generaciones (también de naranja) y 26 clónicos vigilantes, trajeados de oscuro, que neutralizaron con su rabiosa modernidad los atavíos de boda pueblerina de algunos delegados. El laureado presidente (de ayer, de hoy y de siempre), sin duda abrumado con tanto enaltecimiento, sólo abandonó su butaca por urgente necesidad y cumplió hasta el final con el no parar de abrazos, besos y lágrimas emocionadas.
Esperanza Oña, que andaba sobrada con su nueva visecretaría general, superó el listón de alabanzas y se pasó al piropo directo: "Tú Javier, eres el más guapo de todos los presidentes, el más guapo, el de más recursos y el más inteligente". Oña, mejorando lo presente, fue la estrella de la jornada. Entusiasmó a los compromisarios con sus arranques de empuje -"¡Por favor, alegrar esas caras!", "¡Somos normales, no tenemos rabo ni tridente!"- y, en mayor grado, con las embestidas a Manuel Chaves, quien, en el extremo contrario, casi llegó a compartir con Arenas la frecuencia de referencia de los oradores. Pero otra vez Oña le sacó varios cuerpos a sus compañeros: aseguró que por las malas artes de la política educativa de la Junta, el suspenso de su hijo es "culpa de Chaves". Tal cual.
Como hubo poco pasilleo por la mencionada ausencia de tramas, enredos y maquinaciones, los compromisarios se tragaron el programa completo del plenario como si fuera un espectáculo. Incluso el discurso del italiano Isidoro Gottardo, presidente del Grupo PP-ED en el Comité de Regiones, quien, a pesar de no ser traducido, rebasó con creces del tiempo estipulado, animado por el regocijo que reflejaba el público. Cuando se le entendía algo así como "socialista" -no tenía más remedio que ser una crítica- , los militantes estallaban en aplausos. Igual júbilo suscitó "terrorismo internacionale". El italiano se iría encantado del conocimiento de su idioma entre los populares españoles. La nota tierna de la gala la puso la alcaldesa de Paterna, María Álvarez. Como los toreros, se santiguó antes de saltar al ruedo, pero los nervios le vencieron y se quedó en blanco. Arenas subió al estrado a darle ánimos.
La veterana Amalia Gómez, la autora de la ponencia enmendada por su alusión a la reforma de la Constitución, arrastró tras de sí una cola de compromisarios que querían saludarla. No se dio por aludida de la corrección, y al que le preguntaba sobre cómo había quedado al final, le espetaba: "No sé, pregúntaselo a Zoido". Está de vuelta: "Mi compromiso es la con la educación".
La guinda del congreso-homenaje corrió a cargo de Arenas: En su discurso de candidato tuvo deferencias para todos, en general (nada especial con Teófila). Al nombrar a los fallecidos, la emoción le pudo y volvieron a brotar las lágrimas.
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