Gran parodia
Pobre monjita, escribió en su celda de México una comedia de enredo al uso de los grandes españoles, y ahora los ingleses de la Royal Shakespeare Company hacen una parodia hilarante. No sólo de la obra: de los mexicanos, de los españoles, y del concepto de honor, las grandilocuencias, los amores, los galanes. Hacen bien. A mí ese tiempo me ha dado siempre más miedo que risa: me encuentro descendiente de una España de locos por la religión y por la sociedad.
La Royal Shakespeare, modelo y ejemplo de gran teatro, revisita el teatro español del Siglo de Oro, con Cervantes, Lope, Tirso y esta sor Juana en la que me fijo especialmente, primero porque no suele ser representada ni conocida aquí y luego porque esta compañía ha hecho una versión especial. Es una parodia, es una farsa hilarante sin descanso cuyo punto culminante es el acto del cómico que se viste de mujer y actúa como si fuera la dama de la obra, con la convención realmente ridícula, aplacada aquí por la comicidad, de que no se entera ninguno de los personajes. Este cómico es Simon Treinder, y hay que apuntarle como uno de los mejores actores de Europa.
Los empeños de una casa
De Sor Juana Inés de la Cruz. Traducción al inglés: Catherine Boyle. Dirección: Nancy Meckler. Royal Shakespeare Company. Teatro Español. Madrid.
Además de todas las libertades con el texto, con invenciones visuales continuas, que justamente se permite la directora Nancy Meckler, se toma una que puede tener mas interés cultural: la obra comienza con sor Juana en su celda escribiendo la comedia; en un momento se quita las tocas y el hábito y es la primera dama, doña Leonor. La posibilidad de que haya algo autobiográfico en la obra se acentúa. Hay que tener en cuenta que sor Juana Inés entró en el convento a los 16 años; pero esa entrada se hizo en condiciones especiales, su celda eran varias y amplias habitaciones, tenía su biblioteca de 4.000 libros y recibía visitas, hacía tertulias, se leían poemas. Recomiendo vivamente la lectura del libro que le dedicó Octavio Paz. Es muy prudente. Para añadir algún dato, esta monja llegó a ser molesta para la jerarquía religiosa: le expropiaron sus libros, y fue a terminar en una celda de verdad.
Las damitas
Ella misma puso ironía y burla en su obra. Vio la comedia desde el lado de las damitas, no del de los galanes, a los que pintó un poco tontos e indecisos. Puede decirse que es un teatro de evolución, puesto que ya habían estallado las grandes comedias populares y ella lo veía con este final. Lejos de sus poemas gongorinos, su comedieta calderoniana era ya un paso más.
La RSC lo deshuesa todo, lo desternilla; liberados del monótono verso, del romancillo, por la traducción al inglés -y la síntesis que se proyecta en la traducción de la traducción- todo es una gran burla. Y el espectador español ríe desde el primer momento, casi se revuelca en sus butacas en la escena antes citada del gracioso travestido y ovaciona hasta que los mismos actores, grandes actores con una gran directora, se cansan.
Babelia
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