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Reportaje:

Entre la política y el hedonismo

El Artium presenta una selección de su colección permanente que repasa los convulsos años entre 1973 y 1985

Mientras Europa vivía la crisis cínica y desengañada del fin de la modernidad, en España se celebraba la llegada de la posmodernidad en un ambiente de fiesta total. También se vivía en el arte, como muestra la exposición La colección en contexto 1973-1985, que el Artium inaugura hoy con la presencia de los Príncipes de Asturias. Con la incorporación de esta muestra, el museo vitoriano se presenta al público con todas sus salas dedicadas a las piezas de su colección permanente.

La selección de obras permite comprobar el paso que el arte español da desde una solemnidad marcada por el peso de la política en la obra, caso del Equipo Crónica, a una serie de propuestas con un carácter mucho más lúdico, como son los óleos de Menchu Lamas o de Dis Berlín, en poco más de diez años. En ese tiempo, la creación vasca también sufrió verdaderos cambios, con el salto de la seria abstracción de Zumeta o el componente étnico de Mendiburu, a las expresiones más cosmopolitas que se encuentran en Álvarez Plágaro o en el trabajo de Alfonso Gortázar.

La última parte de la muestra recuerda el ambiente artístico de la 'movida'

Y siempre, como en todas las épocas, hay artistas tangenciales que caminan por una senda propia. Es ejemplar el caso de Andres Nágel, con su obra Figura colgando ropa (1974), que seguramente causó más de una sorpresa entre sus compañeros de entonces. O el de Guillermo Pérez Villalta, con Artista en su taller o el placer de la pintura, del mismo año, óleo hedonista donde los haya en un tiempo tan político.

El recorrido por la exposición comienza precisamente con una pintura que tuvo una gran significación en su tiempo: El proceso de Burgos, de Dionisio Blanco. Su presentación en público se realizó en los Encuentros de Pamplona, la cita que introdujo las nuevas tendencias de vanguardia internacionales en España, pero los organizadores la censuraron, con la consiguiente indignación de los artistas vascos que clausuraron su exposición.

Eran tiempos de conflicto aquellos de los primeros setenta. No en vano, la siguiente obra significativa es Estela funeraria señalando la proximidad de Lemoniz, de Jorge Oteiza. Entre las obras seleccionadas de esta época figura una vinculada expresamente con Vitoria: Campanadas da mort, de Juan Suárez, que hace referencia expresa a los sucesos del 3 de marzo de 1976 en la capital alavesa.

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La segunda parte de La colección en contexto 1973-1985 supone una cuidada selección de obras de aquellos artistas que brillaron al hilo de la movida, como Enrique Naya, Carlos Alcolea, Chema Cobo, Barceló, Sicilia, Muntadas o Zush.

Durante esa época inquieta, en concreto entre 1979 y 1983, trabajó desde Vitoria el colectivo CVA, formado por Juan Luis Moraza y Marisa Fernández. A partir de los postulados del surrealismo, Duchamp o el arte conceptual, CVA se recreaba en la ironía, incluso en la mordacidad. El Artium presenta también durante estos días una retrospectiva de la obra de aquellos provocadores, que mantiene toda su frescura veinte años después.

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