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Reportaje:

La inmobiliaria 'rojilla'

Osasuna lanza dos grandes operaciones urbanísticas para rebajar su déficit de 40 millones de euros

La gestión inmobiliaria ya no entraña secretos para los socios de Osasuna. Tras varios años de planes a largo plazo, rumores sobre el patrimonio del club y pequeñas tentativas de negocio, el club rojillo ha presentado dos operaciones urbanísticas para aliviar el depauperado estado de sus arcas. Con una deuda de unos 40 millones de euros, Osasuna se ha visto obligado a tirar de sus bienes inmuebles con el objeto de sacarles el máximo rendimiento posible.

Esta semana, el club ha hecho público su primer plan, consistente en la venta de una parcela de 15.000 metros cuadrados en los campos de entrenamiento de Tajonar (a unos cinco kilómetros de Pamplona) que será destinada a uso comercial. Los terrenos, que el conjunto de ayuntamientos del Valle de Aranguren había cedido a Osasuna, tienen un coste en el mercado de entre 4,2 y 4,8 millones de euros, aunque no todo este dinero engrosará la caja rojilla. Con el remanente, el club de Patxi Izco ha planeado comprar 160.000 metros cuadrados de suelo para doblar las instalaciones deportivas de Tajonar, lo que dejaría los beneficios netos de la operación en un millón de euros, teniendo en cuenta el coste de los terrenos y su urbanización. Por lo tanto, este aumento de patrimonio inmueble es una apuesta de futuro más que un parche, aunque algunos abonados consideran que un club con semejantes deudas debería preocuparse más por el presente.

En Pamplona todo el mundo sabe que el futuro de Osasuna pasará por El Sadar

"Entendemos que una inversión en patrimonio es lo más adecuado actualmente para Osasuna porque hemos visto los ejemplos de clubes que han ido vendiendo paulatinamente sus recursos para superar deudas hasta quedarse sin nada propio", esgrime Ángel Vizcay, gerente del conjunto, para defenderse de los designios más agoreros. Con esta ampliación de los campos de Tajonar, Osasuna reforzaría su cantera, doblaría el número de equipos y cimentaría la Ciudad del Fútbol más grande del norte de España.

Pero la cantera no es un aval aceptado todavía por ningún banco y Osasuna tiene que enfrentarse a números rojos por valor de 40 millones de euros. Esta acuciante necesidad monetaria es la que ha hecho exprimirse el cerebro a los dirigentes navarros hasta llegar a una solución de la mejor ingeniería financiera. El conjunto pamplonés cuenta con unas instalaciones junto al estadio de El Sadar utilizadas como piscinas y aparcamientos para los socios, que no generan beneficio económico alguno y cuyos terrenos, por el momento, tampoco pueden ser urbanizados.

Ante esta tesitura, la directiva lanzó a sus socios una idea arriesgada y que debe contar con el apoyo del Ayuntamiento: crear en ese espacio colindante a El Sadar una residencia para la tercera edad, un balneario, un apart-hotel, un aparcamiento para 300 vehículos y un edificio para uso municipal. Osasuna ya ha dejado claro que los terrenos no se venderán, sino que sólo se explotarán para darles beneficio económico, aunque todavía no se han hecho valoraciones públicas. Todo depende del sí del Ayuntamiento, que debe permitir la recalificación de estos terrenos. "Una vez cumplido este trámite, Osasuna no gestionaría nada, sino que se limitaría a arrendar las instalaciones y servicios", puntualiza Vizcay.

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Con la misma premura que el conjunto navarro ha hecho público su plan de futuro, la directiva también ha empezado a moverse en los despachos municipales. "Hemos mantenido conversaciones muy provechosas con todos los grupos municipales y esperamos que el Ayuntamiento nos dé una respuesta afirmativa", señala Vizcay. Todavía más contundente se mostró el directivo Miguel Archanco, quien aseguró que Osasuna "no desea un trato de favor, sino que necesitamos un trato distinguido", al mismo tiempo que repetía que esta operación no era "ningún pelotazo".

Pero en Pamplona todo el mundo sabe que el futuro de Osasuna, tarde o temprano, acabará pasando por la superficie que ocupa El Sadar. Alrededor del campo ya han comenzado a construirse casas y el espacio que ocupa es demasiado jugoso como para desaprovecharlo económicamente. Además, ya ocurrió hace 37 años, cuando Osasuna vendió su estadio de San Juan, situado en una zona céntrica de la ciudad, para sanear su economía y construir el actual. La venta de los terrenos que ahora ocupa El Sadar sí sería un verdadero "pelotazo", aunque los dirigentes de Osasuna se muestran contundentes: "La decisión es que El Sadar no se va a mover ni a corto ni a medio plazo, aunque sabemos el valor de estos terrenos", afirma el gerente Ángel Vizcay. Sólo presiones económicas extremas podrían hacer variar esta decisión y, de momento, las apuestas de Osasuna ya están hechas y pasan por Tajonar y las piscinas de El Sadar.

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