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Gari publica '0-tik', su disco "más positivo"

Gari, siempre recordado en su faceta de frontman empuñando el micro de Hertzainak, rompe definitivamente con velados halos de malditismo y leyendas negras con la edición de 0-tik, (Elkar), su cuarta entrega en solitario. Asegura que por primera vez se ha divertido grabando un disco, que ha delegado todas las funciones y que ha puesto todo su empeño en difuminar los tonos oscuros que teñían su producción en pos de un producto "más positivo".

"Yo no lo percibía, pero en mis discos anteriores solía trabajar codo a codo con el guitarrista Fran Iturbe, y siempre me decía: joe, cada vez que traes una canción, macho, es que tiene un rollo oscuro. Yo no sé ni por qué sí, ni por qué no, no tengo ni idea, pero en este disco sí he vivido momentos muy emocionantes. Me sentía, y me siento, tan bien en el plano personal, que quería afianzar esa postura", afirma el cantante afincado en Vitoria, quien no duda en presentar su última entrega como un álbum de rock, aunque asomen más estilos.

"Es un disco de rock. Aunque musicalmente hay un bolero, por ejemplo, y dos dúos a piano acústico y con guitarra española, yo hago rock. Y los músicos son de jazz, pero no tiene nada que ver. En el rock, igual que en otras muchas áreas de la música, hay una cosa que es actitud; da igual que sea rock, flamenco o lo que sea", afirma refiriéndose a un disco en el que canta en castellano cinco textos propios, y en euskera seis firmados por Bernardo Atxaga, Jon Maia, Kepa Murua y Jon Benito.

Con esos músicos de jazz a los que alude afrontará Gari una gira de presentación que recalará el 19 de noviembre en el Kafe Antzokia de Durango, y el 27 en el Harresi Aretoa de Salvatierra, y en la que mostrará sus dos caras. "Estamos en disposición de ofrecer de todo: algo fuerte, intenso, y luego también pasamos a un plano más acústico, más intimista", adelanta. El vocalista se dio a conocer con Hertzainak en pleno apogeo del llamado rock radikal vasco. Con ellos grabó siete discos y se labró un buen nombre que le permitió afrontar en 1995 una nueva etapa en solitario. Tras pasar un año en la selva en Perú se plantea la vida de otra manera.

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