Rugova califica su triunfo de paso hacia un Kosovo independiente
El partido del veterano líder albanés obtiene el 47% de los votos
Tras una campaña basada en las promesas de independencia, la victoria del partido del presidente y veterano líder albanés Ibrahim Rugova en las elecciones parlamentarias de Kosovo del sábado representa un paso adelante hacia ese objetivo para la mayoría albanesa. Pero las cosas no son tan sencillas. El boicoteo de los serbios a estos comicios complica el defintivo estatuto de esta provincia serbia administrada por la ONU desde 1999.
La abstención serbia en las elecciones es uno de los muchos obstáculos a los que se enfrenta la comunidad internacional a la hora de decidir el futuro estatuto de Kosovo, una negociación que comenzará a mediados de 2005.
Ergin Koroglu, un líder del Partido Democrático Turco de Kosovo en la parte albanesa de Mitrovica, muestra orgulloso su casa, la única vivienda de 200 años que queda en esta conflictiva ciudad. Las guerras, los enfrentamientos étnicos y el descuido han acabado con las demás. "Soy turco, pero en mis 64 años nunca he tenido problemas con nadie", dice este ingeniero. Tras un rato de conversación ante esa joya arquitectónica, que simboliza la memoria casi perdida de la convivencia en una región donde la historia y la etnia han sido siempre armas arrojadizas, señala: "El problema es que aquí hay tres políticas completamente diferentes: los albaneses quieren una solución rápida y la independencia; los serbios, una solución lenta y seguir dentro de Serbia, y la comunidad internacional no tiene una solución clara".
La jornada del sábado es un resumen de ese rompecabezas. El jefe de la Misión de Naciones Unidas para Kosovo (UNMIK), Soren Jessen-Petersen, celebró la "madurez democrática" y lamentó el boicot serbio, que achacó a presiones contra los votantes. El diplomático danés insistió en que los serbios tienen 10 sitios reservados, al igual que las otras minorías de Kosovo, en la Asamblea de 120 escaños, cuyos poderes, como los del Gobierno y el presidente que elige, son muy limitados frente a los de la UNMIK, que tiene en algunos asuntos la primera y en otros la última palabra sobre cualquier decisión. "Podremos llevar a cabo las negociaciones porque hay serbios que quieren participar en ellas", señaló. La tranquilidad se logró bajo la vigilancia de 19.000 soldados de las tropas internacionales de la KFOR -la mayor misión internacional de la OTAN- y 3.000 policías en una región del tamaño de Asturias.
Pero, tras los ataques sectarios de marzo contra los serbios que costaron la vida a 19 personas, muchos analistas interpretan este boicot como un rotundo portazo a los planes de la comunidad internacional. En Kosovo quedan 128.000 serbios, que viven protegidos por la KFOR, sobre 1,8 millones de habitantes, y hay 108.000 desplazados con derecho a voto en Serbia. La participación total de los serbios fue del 1%.
Tampoco los albaneses (90% de la población) acudieron en masa a las urnas: la participación total fue del 53% frente al 64% de las parlamentarias de 2001. Según los primeros avances difundidos ayer (los definitivos se conocerán dentro de una semana), la moderada Liga Democrática de Kosovo (LDK), de Rugova, ha logrado un 47%, mientras que el más radical Partido Democrático de Kosovo (PDK), la principal formación salida de la guerrilla del ELK, ocupa un segundo lugar con el 27%. El candidato sorpresa, el magnate de la prensa Veton Surroi, que centró su campaña en la economía, queda en cuarto lugar, con el 6%.
Las primeras declaraciones de ayer de Rugova no pudieron ser más claras: "Estas elecciones son un gran e importante paso de Kosovo hacia su independencia". "Nuestro objetivo es que la independencia sea reconocida lo más rápidamente posible", afirma en la ajetreada sede de la LDK en Pristina Fatmir Sejdiu, uno de los principales líderes del partido de Rugova. Asegura que lograr este objetivo permitirá una clara mejora de la economía, ya que aumentarán las inversiones extranjeras, así como la integración de los serbios, "que se verán obligados a romper con Belgrado y a avanzar hacia el futuro con los albaneses". "La UNMIK debería quedarse como consejera, pero dejando claro que las responsabilidades son de los kosovares", agrega Sejdiu, quien, en cambio, sí cree que las tropas de la KFOR deben continuar aquí.
Pero el camino hacia la independencia no es tan sencillo. A mediados de 2005 está previsto que el Consejo de Seguridad estudie si Kosovo ha logrado cumplir una serie de puntos: seguridad, libertad de movimientos, respeto a las minorías, regreso de los desplazados y refugiados y la formación de gobiernos locales, asuntos en los que, como quedó claro en marzo, hay todavía importantes avances que hacer.
Un paro del 60%
La cifra optimista es que el 60% de la población activa de Kosovo está en paro. La pesimista es que el desempleo alcanza al 70%. De los bienes que se consumen, el 95% son importados. En 2003, el presupuesto de Kosovo gestionado por el Gobierno fue de 413 millones de euros, mientras que el de la Kfor fue de 2.000 millones de euros, y el de la UNMIK, de 368.
Con estas cifras, no es extraño que el sábado los votantes preguntados en la puerta de los colegios tuviesen una respuesta unánime: "Esperamos algo mejor en todo" (Jeta, de 18 años). "Espero que cambie para mejor, sobre todo por el trabajo" (Hanife, de 65 años). "No hemos resuelto las cuestiones vitales" (Vesel, de 54 años).
Quizá esta decepción explique la baja participación en una democracia tan joven.
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