Los barceloneses ven en la inseguridad el principal problema de la ciudad

Los barceloneses no están satisfechos con la seguridad ciudadana. Así lo detecta el barómetro municipal que analiza trimestralmente las preocupaciones de los ciudadanos. La encuesta de servicios, que se hace anualmente, refleja el mismo problema como el segundo de la ciudad (el primero es la suciedad). Y una pregunta sobre las adaptación de Barcelona al turismo sitúa en último lugar la seguridad ciudadana. La encuesta refleja también un retroceso de todos los dirigentes municipales, salvo Alberto Fernández, que sigue siendo, sin embargo, el único que suspende.

El 46,9% de los barceloneses ha utilizado este año las playas de la ciudad

El barómetro municipal pregunta a los ciudadanos cuál creen que es el principal problema de la ciudad. En lo que va de año, la inseguridad causada por la delincuencia ha sido el problema principal en dos de las tres consultas realizadas: la de marzo y la de septiembre, cuyos datos se hicieron públicos ayer. En junio quedó en segundo lugar, superada por los problemas asociados a la inmigración. Pero en aquel momento se habían producido encierros de inmigrantes sin papeles en diversos puntos de la ciudad.

En marzo, la inseguridad era calificada como el primer problema por el 19% de los barceloneses; en marzo, por el 14,1%; en septiembre, por el 16,5%. Los problemas asociados a la inmigración, que en junio eran la principal preocupación, han pasado ahora al segundo lugar. En marzo estaban en quinta posición, con sólo el 6,6%.

La encuesta de servicios municipales, que es anual, también destaca la inseguridad como uno de los problemas más importantes, aunque en segundo lugar. El primero lo ocupa la limpieza. La inseguridad fue el primer problema en 2002 y 2003, y también el segundo en 2001, año en el que los ciudadanos vieron como más problemática la circulación.

Pero que la seguridad no es lo mejor de Barcelona lo detecta el baremo en otro punto. Al recabar la opinión de sobre el efecto del turismo en la ciudad y sobre la oferta de la ciudad a los turistas, se incluye una pregunta sobre si Barcelona está preparada en diversos aspectos: desde el comercio (el 96,9% cree que sí lo está en este campo) hasta la seguridad, que obtiene la peor respuesta: 24,6%. El transporte público, que recibe la tercera peor valoración se queda a gran distancia (68,3%).

La vivienda es otro de los problemas que producen una preocupación creciente entre la ciudadanía barcelonesa. Lleva todo el año situándose en tercer lugar. Pero la evolución desde 2001 muestra un signo muy diferente. En aquel año, el 2,3% de los barceloneses se quejaban de los problemas de acceso a una vivienda. Un porcentaje que desde entonces se ha multiplicado prácticamente por cuatro. El Ayuntamiento, sin embargo, puede darse por satisfecho: los ciudadanos creen que el problema es aún peor en el resto de Cataluña y España.

La encuesta de servicios refleja la diversa vivencia de cada barrio. La mayoría de los barceloneses se sienten satisfechos de vivir en el barrio donde lo hacen. En una puntuación de 0 a 10, la media de la ciudad es del 7,8. Sólo dos distritos quedan por debajo: Ciutat Vella (7,1) y Sants-Montjuïc (7,7). Los más satisfechos son Les Corts (8,2) y Sarrià y el Eixample (8 en ambos casos).

Pero la gestión del equipo de gobierno en el distrito no guarda correspondencia con estos datos. Los habitantes de Sarrià están menos satisfechos que la media ciudadana, hecho que sólo se repite en Ciutat Vella. La diferencia es que el núcleo antiguo de la ciudad concentra no pocos problemas y, también, abundantes recursos para resolverlos. En Sarrià, donde los socialistas perdieron claramente las elecciones municipales, la gestión de Caty Carreras (PSC) cosecha la segunda peor nota.

El baremo incluye en esta ocasión una pregunta sobre las playas barcelonesas. El 46,9% de los barceloneses dicen haberlas utilizado este año, mientras que el 20,4% no lo ha hecho nunca. Asimismo, el 48,6% pensaba participar en las fiesta de la Mercè, mientras que el 46,1% no pensaba hacerlo.