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Reportaje:

Retrato del retrato de todo autorretrato

Cómo situarnos ante los testimonios visuales del pasado? ¿Cómo observar la historia? Gracias al retrato, el espectador puede viajar en el tiempo de una forma más viva, a través de los detalles no sólo podemos identificar al artista sino también los significados culturales, lo que Panofsky, y en otro sentido Gombrich, llamó "iconología". La pintura, la fotografía, pueden no saber mentir en su inocencia, pero muchas veces el mentiroso es el que interviene en el resultado más que otros con el fin de adecuar la persona a sus intenciones (el prognatismo del emperador Carlos V fue disimulado por Tiziano, quien, por cierto, prefería llamar a sus pinturas de mujeres hermosas, que le encargaba el rey Felipe II, sus "poemas", obviando toda referencia a la filosofía neoplatónica o a la mitología clásica).

Así, al estudio de toda esa "retratología" que ha hecho de la imagen un espejo de dos caras (real/ideal) habría que añadir el análisis de cómo el consumo cultural ha utilizado esas imágenes (uno de los casos más famosos de la iconoclasia feminista es el de la sufragista que, en 1914, entró en la National Gallery de Londres y, para llamar la atención sobre su causa, atacó el cuadro Venus del espejo, de Velázquez). Teóricos como Roland Barthes, Claude Lévi-Strauss, Vladimir Propp o Michel Foucault, desde enfoques estructuralistas, hurgaron en lo que llamaron "disanalogías" de las pinturas, entendidas como "textos": "¿Existe un solo lenguaje o código para las imágenes, o existen varios, el equivalente, pongamos por caso, del inglés, árabe o chino?", se preguntan. Foucault, a quien le interesaban los sistemas de representación tanto como los sistemas de pensamiento, escribió en The Order of Things (1966) un análisis de Las Meninas donde afirmaba que era "la representación... de la representación clásica", aludiendo a la rotura definitiva de los vínculos tradicionales entre los signos y los objetos significados.

Siguiendo los pasos del pensador francés, Manuel Vázquez Montalbán resumió ese mismo ideario en un ensayo incluido en el catálogo de la muestra retrospectiva del Equipo Realidad comisariada por Teresa Millet para el IVAM, en 1993, que tituló Retrato del retrato de unos retratistas autorretratados. En él, el escritor barcelonés afirmaba: "Más allá del pop -porque venían de más lejos, y más acá, porque iban más lejos- la intención y el logro del Equipo Realidad parecen constatados en la sanción que una parte del pop art mereciera a Óscar Masotta, destacando que la realidad última de la propuesta son los lenguajes, metabolizados, pasados por el crisol de la voluntad intencional del artista y si el artista acepta códigos intrínsicamente espúreos en su deseo manipulador es precisamente para cuestionar la manipulación y plantear al receptor una constante de la función del desvelador". El texto de Vázquez Montalbán sirvió para dar una cobertura intelectual a la serie de Retratos de retratos de retratos, realizados en 1972 por el equipo que formaban Jordi Ballester y Joan Cardells, a través de los que invitaban al público a reflexionar sobre los procesos pictóricos de un género ya del todo codificado (el retrato) en su relación con los procesos imperfectos de la reproducción fotográfica.

Los realidad, además de atreverse con las "Hazañas bélicas" de Goya y otros "Cuadros de historia" -acrílicos y óleos hechos a partir de fotografías de cuadros extraídas de los fascículos de una enciclopedia popular argentina-, decidieron retratar "el convencionalismo gráfico que da la medida cultural del hombre tipo propuesto por los sectores dominantes de nuestra sociedad". Ballester y Cardells partían de obras canónicas, como el retrato de un joven Picasso, que titularon Retrato reproducción del retrato de un autorretrato de Picasso, o la versión de La Maja desnuda de Goya propuesta como "objeto erótico inflable sobre almohadones de politileno" (¡), el autorretrato de Rembrandt Retrato de la reproducción de un autorretrato de Rembrandt, el del papa Inocencio X en la galería Doria, Retrato de la reproducción del retrato de un retrato del papa Inocencio X; la Gioconda o Retrato de la reproducción del retrato de la señora de Giocondo, un autorretrato de Velázquez (Museo de Bellas Artes de Valencia) visto como Retrato de la reproducción del retrato de un autorretrato de Velázquez; y, finalmente, el autorretrato de Goya (Museo de la Academia San Fernando) Retrato de la reproducción del retrato de un autorretrato de Goya. Aquellos retratos funcionaron como referentes de una sana advertencia, que Vázquez Montalbán resumió en esta máxima, el perfecto vademécum del arte: "Mira lo que deberías ver si vieras más allá de lo que te permiten ver".

'Autorretrato' (1972), de Picasso.
'Autorretrato' (1972), de Picasso.

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