El grupo M-Clan explora el pop británico en su disco 'Sopa fría'
El sexteto dedicó un año a componer los temas de su sexto álbum
El sexteto murciano M-Clan vuelve a la carga con Sopa fría, sexto disco oficial de su carrera y álbum que supone una exploración en los sonidos del pop británico de los años sesenta y setenta, frente a lo que había sido tradicional en la historia del grupo: un cierto sabor a rock americano de raíz blues.
Carlos Tarque, en la voz; el guitarrista Ricardo Ruipérez y la sección rítmica compuesta por Pascual Saura, al bajo, y Oti, en la batería, más la experiencia del ex sangre azul y colaborador habitual de Quique González, el guitarrista Carlos Raya, y las artes a los teclados del ex flauters Alejandro Climent Boli, decidieron darse un prolongado respiro de más de un año para componer su nuevo elepé. Como explica Ricardo: "Terminamos la gira de nuestro anterior trabajo, Defectos personales, y hemos tenido un año para trabajar tranquilamente en el disco. También es que lo necesitábamos, porque llevábamos cuatro años sin parar de tocar. Parar para componer con rigor, para arreglar mucho y bien los temas, para sacarles toda la esencia...".
Han barajado 28 temas hasta dar con la selección definitiva en un disco en el que destacan canciones como la nostálgica El hombre de las tabernas, los temas más cañeros Filosofía barata y Juerga general, o la balada más en clave Aerosmith Miedo. La grabación del álbum, según comenta su solista, Carlos Tarque, "ha sido la mejor que hayamos hecho nunca. Comparable a la del primer disco, cuando tienes esa ilusión lógica y desbordante. Cada segundo que pasaba era maravilloso". Gran responsabilidad en esto último la atribuye el grupo al hecho de haber trabajado de nuevo, tras un paréntesis en el que fueron producidos por Nigel Walker, con el productor que reactivó su carrera: el ex tequila Alejo Stivel. Comentan al respecto: "La confianza que te da es enorme, y en este disco lo ha demostrado más que nunca. Con él hay un gran entendimiento".
En Sopa fría destacan varias canciones por su tratamiento de teclados, que domina mediante el piano o el órgano Hammond. Es el caso del tema más luminoso y emocionante del disco, Mario, que habla, como revela Tarque, de un niño: "Está dedicado a mi ahijado, y sus padres no lo escucharon hasta que ya estuvo mezclado. Es una canción llena de amor. Tiene ese punto casi de dibujos animados". Este nuevo camino supone para M-Clan una nueva vía a explorar: "También somos fans de Small Faces, de Kinks y de los Beatles, y eso nunca había aparecido tan bien en los discos. Entendemos el rock desde un espectro muy amplio y nos faltaba dar ese matiz. Es un campo que se nos abre y por ahí deberíamos ir: hacia el pop inglés. Pero no del tipo Coldplay, sino al viejo, al que sumaba armonías y melodías al rock americano, más de raíz".
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