El Milan mide al Barcelona
Los conjuntos de Ancelotti y Rijkaard, discípulos de Sacchi, se enfrentan en San Siro por el control del juego
Seguramente, no irá hoy a dar un paseo matinal por el centro de Milán, donde vivió tres años y medio, ni se acercará, por tanto, a la Via Napoleone o a la DellA Spiga, donde tanto le gustaba apostarse en los escaparates de las tiendas de moda. Ni tampoco podrá, por razones obvias, degustar la exquisita pasta del restaurante que más frecuentó: el de Milanello. Frank Rijkaard fue un ídolo en San Siro y ayer reconoció que es un placer volver a Milán, donde no ha regresado tantas veces: "Es un placer estar aquí y encontrarme con mis amigos. Tengo sensaciones especiales, pero he venido para trabajar. No para otras cosas", dijo el técnico, pasto ayer de todos los focos y que eclipsó a cualquiera de los jugadores del Barcelona.
"Acostumbramos a jugar muy bien los partidos de gran nivel", avisa el técnico italiano
Su principal objetivo, más allá del resultado, es que el Barça cause una grata impresión en esta especie de bautismo europeo de su equipo ante uno de los grandes. Comedido y calculador, nadie le pudo arrancar a Rijkaard la menor comparación entre lo que vivió en San Siro y lo que vive en el Camp Nou: "La gente tiende a comparar entre ciudades, historia y clubes. Yo no tengo esa necesidad. Cada cosa tiene su sitio y no es razonable entrar en comparaciones", afirmó el entrenador, que definió a Carlo Ancelotti como "un gran campeón". Da la impresión de que Rijkaard no se liberará del todo hasta que concluya el encuentro. Su antiguo compañero y colega ha logrado armar un gran Milan y ahora el holandés espera demostrar, como heredero de Arrigo Sacchi, que él también puede hacer lo mismo lejos de Milanello.
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