Seis puntos al picador

La afición de Madrid está al quite, además de bien informada. Querían restarle seis puntos a Aitor Sánchez, picador de la cuadrilla de Paulita, en su carné de torero. El varilarguero salió de la plaza sin que el presidente hubiera cambiado el tercio. Por la misma regla habría que retirar la licencia a más de uno. En un día como el de ayer, el primero sería el ganadero. Resulta incomprensible que ganaderías como la titular estén repitiendo tarde tras tarde teniendo en cuenta los resultados de su mala calidad genética.

Se vio un descastado encierro. Lo más meritorio lo pusieron los modestos diestros que se empeñaron en sacar algo de donde no hay. El primero que abrió plaza se dolió en todos los tercios. "¡Auhhh!", gritaba el toro de manera ensordecedora. ("¡Qué pupa!", entendimos). Romero consiguió a duras penas que el animal pasara. Le devolvieron el cuarto titular, y con el soso sobrero se limitó a dejarlo pasar.

La serenidad de Sergio Martínez y el capote de Paulita fueron los detalles que salvaron, en algo, la tarde. El diestro de Albacete tiene escuela. Aprovechó el pitón izquierdo en su primera faena. Sosegado, sacó naturales y algunos ayudados con temple. Pero emborronó sus buenas maneras con una estocada atravesada. Dignos estuvieron los miembros de su cuadrilla en la brega, incluido El Turuta con el único tercio de varas potable. Su segundo tenía más que torear. Tenía nobleza y Martínez se vio desbordado. Optó por un trasteo más efectista que poderoso.

Paulita dejó algunas verónicas considerables. Se le vio sin recursos en la muleta. El sexto, quinqueño, con la testuz astracanada, con sentido, le arrolló al inicio de la faena y pasó a la enfermería. Romero soportó verdaderos apuros para matarlo.