Zapping
Petróleo y sangre
Se reedita el libro 4 buenas razones para eliminar la televisión, de Jerry Mander (Ed. Gedisa). Escrito en 1977, mítico entre los apóstatas de la fe catódica, el texto sufre la erosión del tiempo, pero mantiene su tono de disidencia apocalíptica.
Disidente
Escribe Mander: "Si la publicidad no funcionara bien en televisión, los anunciantes dejarían de patrocinar los programas, llevando al colapso inmediato del fundamento económico de la televisión. Si los programas se volvieran demasiado interesantes, eso sería el fin de la televisión. La relación ideal entre el programa y el anuncio es que el programa sea sólo lo suficientemente interesante para mantener su interés, pero no tan interesante como para llegar a destacarse por encima de los anuncios". Pese a este diagnóstico, algunos momentos televisivos consiguen ser tan interesantes como los anuncios que los interrumpen. Ejemplo de momento televisivo interesante: las diarias apariciones de Josto Maffeo comentando la prensa en La mirada crítica (Tele 5), un ejemplo de ironía al servicio de la actualidad.
Consuelo
En los informativos abundan las noticias sobre petróleo y terrorismo en Israel y Palestina. Desde que tengo uso de razón, los únicos problemas que se han mantenido inmutables han sido el petróleo y el enfrentamiento palestino-israelí. ¿Soluciones? Ahora que Superman ha muerto, pocas. Contra la dependencia energética podríamos enviar el comando de mujeres esculturales que protagoniza la serie Superespías (Antena 3) y para recuperar la paz deberíamos escuchar a los cantantes. Uno de los mejores, Jorge Drexler, que casi nunca sale en televisión, lo resume en su Milonga del moro judío: "No hay una piedra en el mundo, que valga lo que una vida". Y añade: "Yo soy un moro judío / que vive con los cristianos / no sé qué Dios es el mío / ni cuáles son mis hermanos. / No hay muerto que no me duela, / no hay un bando ganador, / no hay nada más que dolor".
Hispanidad
Los desfiles televisados son como los partidos de fútbol. Al final, los protagonistas afirman que unas veces se gana y otras se pierde, pero, en el fondo, están convencidos de que son mejores que el rival. La doble intervención del ministro Bono (el martes en los prolegómenos del desfile y el miércoles en Los desayunos TVE) confirmó esta tendencia y también las dotes de actor de este imitador de Carlos Latre. Bono sería un excelente protagonista para una versión cañí de El coche fantástico. Podría titularse El carro de combate fantástico, y veríamos al ministro dialogar con su tanque de última generación y recorrer los quijotescos paisajes de la España singular. Para digerir toda la carga simbólica del Día de la Hispanidad se me ocurrió preparar la receta que hizo Karlos Arguiñano, bacalao frito con pisto, pero ahora resulta que incluso el gran cocinero está bajo sospecha.
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