Vuelco en las decisiones
El seguimiento de los beneficios empresariales es una de las variables clave a la hora de considerar las decisiones de inversión en renta variable, dada la relación directa existente entre la publicación de tales resultados y la evolución de la cotización de las acciones de la empresa, e incluso de las de las compañías del mismo sector. En consecuencia, los profit warnings (aviso sobre beneficios) adquieren un papel muy relevante en el análisis de valoración, en tanto que con este término se define un comunicado emitido por una empresa cotizada en Bolsa en el que se advierte de que sus beneficios no cumplirán las expectativas previstas. Por ello, los profit warnings obligan a los inversores y analistas a cambiar sus perspectivas sobre los dividendos esperados, el potencial de crecimiento y de revalorización bursátil y, en consecuencia, a revisar sus decisiones de cartera.
Este aviso no implica necesariamente que la empresa no tenga atractivo en términos fundamentales con un horizonte a medio/largo plazo, dado que el profit warning puede corresponder, por ejemplo, a empresas poco maduras donde los beneficios suelen ser negativos o mínimos mientras la compañía intenta crecer rápidamente para captar cuota de mercado.
Sin embargo, la evolución del precio de la acción en el corto plazo puede indicar lo contrario. La evidencia empírica al respecto muestra que las acciones de la empresa que emite el profit warning reaccionan negativamente de forma inmediata: en el segundo trimestre Nokia emitió dos profit warning en menos de 10 días, y la cotización cayó un 11,5%. La reacción es, en algunos casos, considerada tan fuerte que para minimizar su impacto los gestores de la compañía se preocupan de cuidar hasta el más mínimo detalle del anuncio: se espera que el impacto sea menor si se publica a cierre de mercado -tal y como lo hace Intel-, si el comunicado se refiere exclusivamente a los beneficios..., aunque no parece depender de la antelación del profit warning con respecto de la fecha de publicación final de los resultados.
Podría pensarse en la existencia de una sobrerreacción inmediata del precio, pero los numerosos estudios realizados muestran que la caída podría haber sido mayor si no se hubiera emitido dicho aviso y se hubieran publicado directamente las cifras definitivas de beneficios en la fecha fijada. Es más, los efectos se prolongan en el tiempo, reflejando la existencia de "efectos pre y post profit warning", que avalarían la hipótesis de que la reacción inmediata es reducida: no sólo el precio de las acciones parece ajustarse con antelación al comunicado, sino que la respuesta del mismo se prolonga en los días sucesivos, abarcando en total una ventana de 10-11 días en los que la acción acumula revalorizaciones negativas. Considerando este horizonte temporal para el caso concreto de Nokia, la pérdida acumulada fue del 26,7%.
Debido a esta evidencia, muchos analistas recomiendan vender tan pronto como se produzca el primer profit warning. Y no sólo sobre la base de esta "esperada" evolución en precio, sino porque los profit warnings no suelen venir solos y sí en grupos de 3 o más. Uno de los ejemplos más recientes lo tenemos en Unilever: en junio de 2003 rebajó sus objetivos de crecimiento de ventas y el pasado septiembre volvía a revisar a la baja sus objetivos de ventas.
En realidad, esta recomendación de vender parece más que razonable: en el caso de que el inversor se equivoque, casi siempre existe la oportunidad de volver a comprar la acción a un precio más bajo, dada la reacción que se observa en el mercado. Por el contrario, si el inversor se equivoca por no haberlo vendido el coste de su decisión es generalmente más alto debido a que toda posibilidad de abandonar la acción a un precio rentable se habrá esfumado.
Elena López Dehesa es economista cuantitativa de AFI.
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