Fiesta latina

Fiesta latina a cargo de dos nombres que representan el auge del pop del otro lado del océano en castellano. Abría la velada la encantadora mexicana Julieta Venegas, quien estos días ha hecho doblete en la capital -el jueves realizaba otra magistral actuación en el escenario de la Casa de América- para presentar los temas de su último disco, Sí, de vuelta de su triunfo en los Grammy Latinos, donde ganó un galardón al mejor álbum de rock vocal. Exultante y dominando el escenario, Julieta repasó los temas de su disco en medio del calor de un público que ya se ha aprendido las letras y que goza de modo evidente de su manera de afrontar la música: a medio camino entre el pop y el rock alternativo. Armada de su guitarra o su acordeón, la cantante lució especialmente en la ya clásica Amores perros, la sensacional Lento, y Donde quiero estar, dedicado a su parroquia madrileña.

En segundo lugar, el argentino Coti Sorokin presentó los temas de su segundo elepé, Canciones para llevar, construido y grabado en España, país que ha enriquecido el bagaje musical de este ya de por sí experimentado músico, compositor y productor. Con una banda que reproduce los esquemas sonoros tradicionales del rock de Argentina y que irremediablemente transporta al solista a un paisaje calamariano del que se hubieran eliminado los elementos de riesgo, Coti dio rienda suelta a su capacidad lírica, que es enorme y que sólo tiene que pelear contra la obviedad de lo que se espera escuchar.

Baño de éxito

Pero Coti es también un más que correcto compositor, como demostró en directo con la ejecución de Bailamos, tema lleno de sabor; la romántica Olvidarla, Nada fue un error, el tema que interpretara junto a Andrés Calamaro en su primer disco, o la optimista El baúl de los recuerdos, que nada tiene que ver con la añeja canción de Karina. Contando con la complicidad de los asistentes, que también corearon todas sus letras, Coti se dio un buen baño de éxito, demostrando que, poco a poco, se ha hecho un merecido lugar en el pop español.