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Reportaje:UNA LITERATURA PLURAL

Bouzfour, el rebelde

Ahmed Bouzfour, un escritor marroquí que se expresa en árabe, no es muy conocido en el mundillo literario pero su nombre saltó a la palestra cuando se atrevió a rechazar el premio más importante que otorga el Ministerio de Cultura de Marruecos dotado con 6.900 euros, de los que le hubiese correspondido la mitad porque el galardón era compartido.

Bouzfour aprovechó la concesión del premio para hacer un alegato denunciando el paupérrimo estado de las letras en su país. El galardón le fue otorgado en enero pasado por Al Qounfous (nombre de un pájaro mitológico), un compendio de relatos cortos publicado en 2002.

"Dar un premio literario a un libro con una tirada de mil ejemplares y que apenas se ha vendido a 500 en dos años es algo inadmisible", afirmó el escritor en un comunicado que hizo llegar a la prensa. "Me hubiese gustado", añadía, "recibir un premio de un Gobierno que quiere y que puede acabar con el analfabetismo; que quiere y que puede aumentar el número de lectores".

A medida que recibía llamadas de periodistas en su casa de Casablanca, las denuncias de Bouzfour subían de tono. Reprochaba a su Gobierno no sólo no erradicar el analfabetismo sino dejar a muchos niños en la calle, sin escolarizar. Lamentaba el desprecio oficial por la cultura, la corrupción, la indiferencia ante los jóvenes que se suicidan en el mar intentando alcanzar las costas europeas.

El Marruecos oficial arremetió entonces contra el escritor rebelde. Hassan Nejmi, presidente de la Unión de Escritores, explicó que Bouzfour buscaba obtener con sus declaraciones la notoriedad que no lograba con sus libros. Otros dijeron de él que era un hombre despechado porque debía compartir el premio con la joven poeta Wafae el Amrani.

Bouzfour había puesto el dedo en la llaga del penoso panorama literario en Marruecos donde más de la mitad de la población adulta es analfabeta y el resto apenas lee porque sus escasos recursos no le permiten comprar libros a precios inasequibles. De hecho, algunas de las librerías más concurridas de Casablanca son aquellas en las que se venden a uno o dos euros ejemplares descatalogados en Francia o el Golfo Pérsico.

De vez en cuando se producen, sin embargo, gratas sorpresas. Los libros escritos por algunos testigos privilegiados de los "años de plomo", cuando la represión de Hassan II se abatía con fuerza, logran cierta difusión. Ahmed Marzouki, un ex militar que pasó 18 años en el peor de los penales de la monarquía, batió todos los récords al vender en 2001 50.000 ejemplares de su autobiografía Tazmamart, celda número 10.

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