Un gurú cultural en Nueva York
Alfred Stieglitz (1864-1946) no sólo es un gran pionero de la fotografía sino una figura determinante para todo el arte moderno y contemporáneo a partir de su trabajo como coleccionista y difusor de la cultura europea en Estados Unidos. En 1880, mientras estudiaba en Berlín, Stieglitz descubre la fotografía y asiste al nacimiento del movimiento "pictorialista", es decir, a un tratamiento de la imagen que remite a la pintura, manera de darle dignidad artística a lo que sólo era considerado como una forma de reproducción mecánica de la apariencia de la realidad.
Entre 1890 y 1910 el objetivo de Stieglitz se interesa casi exclusivamente por Nueva York, por esa ciudad que, en el plazo de poco más de un siglo, ha pasado de sesenta mil a tres millones de habitantes. La influencia impresionista que llega vía James Whistler es muy patente hasta que, precisamente en 1910, crea su serie The City of Ambition, en la que se libera del mimetismo pictórico y se siente a gusto con las posibilidades materiales que ofrece la cámara como captora de la realidad física. Es el padre de la "fotografía pura"o straight photography.
NUEVA YORK Y EL ARTE MODERNO. Stieglitz y su círculo (1905-1930)
Museo de Orsay
62, Rue de Lille. París
Desde el 19 de octubre
hasta el 16 de enero de 2005
Al margen de su labor de creación personal, Stieglitz anima desde 1902 al grupo Photo Secession y a la revista Camera Work (1903-1917). En 1905 abre su primera galería de arte en el luego mítico número 291 de la Quinta Avenida y lo hace con una gran exposición de fotografía. Sus amigos Eduard Steichen, Gertrude Käsebier, Joseph Turner Keiley, Frederick Evans y Alvin Langdon determinan la nueva consideración que la foto va a ir mereciendo. Al mismo tiempo, en el 291, Alfred Stieglitz y su esposa, la pintora Georgia O'Keeffe, presentan obra de vanguardia procedente de Europa. Francis Picabia, que había viajado a Nueva York con motivo de la Armory Show -la primera gran feria de arte contemporáneo en Estados Unidos- en 1913, actuará posteriormente como descubridor de las nuevas tendencias para la galería. Y de su mano llegan Marcel Duchamp, con su celebérrimo urinario, Arthur Cravan, Brancusi o Man Ray.
Antes de lanzarse a la aven-
tura de la abstracción, Stieglitz había mostrado en la ciudad de los rascacielos los dibujos más atrevidos de Auguste Rodin, desatando un gran escándalo, y en 1908 expuso telas de Cézanne a pesar de que para él, en aquel momento, sólo eran "manchas de colores". La confianza que deposita en sus amigos le lleva a dar ese paso del que no se arrepentirá nunca.
Matisse, Picasso, Braque, Kandinsky o las obras de arte negro encuentran su puerta en Estados Unidos a través de la galería de la Quinta Avenida que cerrará en 1917, después de un fructífero trabajo de siembra que ahora estudia el Museo de Orsay, en París.
Ese mismo año, Stieglitz reemprende su experimentación como fotógrafo, que había quedado temporalmente marginada, y entra en contacto con otros grandes nombres de la foto norteamericana: Edward Weston, Paul Strand y Charles Sheeler. De esa relación nacerá Manhatta (1921), considerada como la primera película de vanguardia jamás realizada en Estados Unidos. Entre 1921 y 1946, Stieglitz defenderá sobre todo a los jóvenes artistas estadounidenses a través de tres nuevas galerías y gracias al consejo de tres escritores: Waldo Frank, Paul Rosenfeld y Sherwood Anderson.
La exposición del museo parisiense se organiza a partir de un doble eje: por un lado está el trabajo de conexión entre Nueva York y el arte moderno a través de Stieglitz y su círculo, mientras que por otro se exhiben una serie de fotos donadas por la Fundación Georgia O'Keeffe, un total de 22 obras que hacen del Museo de Orsay y del londinense Victoria & Albert Museum las únicas instituciones europeas que tienen imágenes de ese precursor.
En cualquier caso, al margen de la belleza y calidad de las obras presentadas, parte del interés de la exposición recae sobre el hecho de escoger como protagonista a un coleccionista y galerista. El fenómeno es reciente pero no es nuevo: los coleccionistas, como los comisarios artísticos o conservadores de grandes museos, comparten protagonismo con los artistas, sin duda porque su mirada unificadora al tiempo que abierta propone una lectura coherente de un arte que ahora pena por reconciliar su discurso exigente con una práctica que raramente lo es. La influencia de la labor de Stieglitz en la cultura estadounidense como introductor de artistas europeos de vanguardia fue determinante. Aun así, y al margen de ese importante papel, Alfred Stieglitz logró desarrollar como artista una obra que lo ha situado entre los fotógrafos más importantes del siglo XX.
Esta exposición se presentará en el Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid, del 10 de febrero al 17 de mayo de 2005.
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