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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Comisión lastrada

Al menos dos de los miembros de la próxima Comisión Europea, la holandesa Neelie Kroes y, sobre todo, el italiano Rocco Buttiglione, están ya en el centro del huracán europarlamentario cuando faltan apenas menos de tres semanas para que el equipo del portugués José Manuel Durão Barroso sustituya al de Romano Prodi. No es una novedad que la Eurocámara quiera ejercer cada vez más vigilancia sobre la Comisión: ya logró derribar a la de Santer en 1999. Más todavía desde que tiene facultad de someter a interrogatorios previos a los comisarios. Sin embargo, el Parlamento sólo puede pronunciarse sobre el conjunto del Ejecutivo comunitario. Lo hará el día 27.

Pero a sus euroseñorías les asiste la capacidad de hacer reprobaciones particulares. Y eso es lo que muy verosímilmente puede ocurrir en el caso de Buttiglione, futuro responsable de la cartera de Justicia e Interior, quien en su interrogatorio del pasado día 5 causó el estupor de la izquierda al calificar como "pecado" la homosexualidad, definir el matrimonio como la institución que permite a la mujer tener hijos bajo la protección del marido y defender la polémica expulsión reciente de cientos de inmigrantes de la isla italiana de Lampedusa. Buttiglione es un intelectual católico y consejero del Vaticano, que abandonó la Democracia Cristiana para pasarse al Polo de la Libertad. Hasta ahora ocupaba la cartera de Asuntos Europeos en el Gobierno de Berlusconi. Il Cavaliere optó finalmente por él como representante de Italia en la Comisión por ser hombre de partido, antes que por mantener a Mario Monti, el reputado comisario de Competencia durante los últimos cinco años. Barroso adelanta que no tiene previsto poner a Buttiglione en otra cartera. Es un riesgo que él tendrá que asumir.

El mismo que el que va a correr la conservadora holandesa Kroes, ex ministra de Transportes en su país y que ha tenido que dimitir de una veintena de cargos de relevancia en la empresa privada, entre ellas las compañías Volvo y Thales, para dirigir la poderosa cartera de Competencia, a la que aspiraba Francia. Nadie cuestiona su valía profesional, pero sí, y mucho, que pueda actuar sin presiones en su nueva función. Kroes se ha comprometido a dimitir en caso de que el Parlamento Europeo la recuse por conflictos de interés durante su mandato. Un comienzo nada fácil para Barroso en esta importantísima etapa de la Comisión.

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