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Una exposición en el Centro de Arte Santa Mónica plantea el desencuentro entre su director y el artista

¿Qué pasa cuando un artista y un comisario no se ponen de acuerdo sobre la obra que deben exponer? El artista búlgaro Nedko Solakov (Cherven, 1957) responde a la pregunta con Rivales, una instalación que se inauguró ayer en el Centro de Arte Santa Mónica (La Rambla, 8). El proyecto muestra al espectador la lucha conceptual que se desarrolla durante la preparación de una exposición, a través de fotografías, vídeos y memorias de acciones que plasman con grandes dosis de humor las fases del enfrentamiento entre el artista y el comisario (en este caso, el director del centro, Ferran Barenblit). "Tras numerosas discusiones sobre el proyecto que debía realizar para el Santa Mónica, llegamos a una situación sin salida", recuerda Solakov, que decidió resolver el problema proponiendo a Barenblit una competición con varias pruebas, cuyo ganador podría eligir el proyecto que se exhibiría, en otra ocasión, en este mismo espacio.

Lo que ahora se presenta son las fases del concurso, que incluyen pruebas relacionadas con la forma física -por ejemplo, quién de los dos tiene más pelo- o las capacidades básicas del individuo -quién hace más agujeros en la pared y quién consigue hacer el más alto- y ejercicios que implican la intervención de los demás, como un vídeo en el que aparecen los empleados del Santa Mónica realizando una prueba de fuerza tirando de una cuerda.

Rivales es, junto a No me digas tu nombre, del catalán Pep Agut, y Telón de fondo, del londinense Graham Gussin, una de las tres exposiciones individuales, todas ellas de producción propia, que se podrán visitar en este centro hasta el 6 de diciembre. Pep Agut presenta en el claustro una serie de mesas de cristal pintado con textos y aforismos de diverso tipo (filosóficos, cotidianos o poéticos), colocados fuera de su contexto. En algunos casos la información es legible, pero en otros las frases resultan superpuestas e incluso invisibles, en alusión a la opacidad o transparencia del lenguaje y al papel del arte como productor de significados. "Se trata de una pieza que recoge parte de las problemáticas trabajadas por el artista a lo largo de su trayectoria, y tiene una relación directa con sus obras más escenográficas, que se expusieron hace cuatro años en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona", explica el comisario, David Torres.

La luz como materia

La tercera exposición, cuyo comisario es el portugués Miguel von Hafe Pérez, presenta, por primera vez en España, la obra de Graham Gussin, un artista que utiliza la luz como materia escultórica. Para la segunda planta, Gussin ha concebido una instalación basada en un foco de gran potencia que crea un paisaje virtual que deslumbra al espectador, altera sus coordenadas espaciotemporales y le introduce en una situación de atracción repulsión. También se expone un vídeo en el que el artista revisita La noche de los muertos vivientes a través de los diagramas usados en la posproducción para medir la intensidad lumínica de las secuencias, que dan lugar a figuras fantasmales y orgánicas acordes con el tema del filme.

La propuesta del Santa Mónica para el otoño se completa con dos espacios de consulta con comisarios: uno de Fernando Castro Flórez sobre los artistas aislados en su universo, titulado Psico-búnker, y otro a cargo de Martí Manent y David Armengol que, bajo el título Sound and me, recoge las reflexiones de diferentes agentes del mundo del arte sobre el sonido y su producción y recepción.

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