Escuela pública
Todos dicen apoyar la enseñanza pública pero lo cierto es que se ha convertido en un reducto para los hijos de los pobres, de los inmigrantes y de los rojos recalcitrantes. La mayoría se aprovechan de que el Estado paga a los colegios privados y lleva allí a sus hijos. De una manera especial, muchos maestros de la escuela pública, dirigentes políticos progresistas y sindicalistas. Es difícil decir que se defiende la enseñanza pública y tener a los hijos en colegios religiosos de carácter concertado. No queda más que pensar que lo que se dice es falso o que se quiere para otros lo que no se quiere para uno mismo. Hasta los de IU, que se rasgan las vestiduras con tanta facilidad, o los sindicalistas del pasamontañas, tienen a sus hijos en centros religiosos.
Lo que nos conduce al disparate de que el Estado financie ese capricho. Lo que ocurre con la educación, ¿por qué no se traslada a la sanidad, a las pensiones, al transporte? Hay colegios concertados en Andalucía, todos con ideario religioso y de derechas, cuyas prácticas no serían aceptadas en la pública. Pero la moda los convierte en centros populares que, además, obtienen importantes beneficios al sumar la subvención con todo el dinero que les sacan a los padres para diferentes fines. En Cádiz hay un centro religioso del que expulsaron a unos niños por hacer una página web en la que se criticaba al propio centro. Este colegio tiene hasta un pabellón polideportivo cubierto pagado con dinero público, mientras un instituto público que linda con él no tiene ni instalaciones deportivas. El centro público tiene magníficos docentes y está excelentemente gestionado por unos enseñantes que han superado unas oposiciones, a diferencia de sus compañeros de la privada. Está muy bien eso del Plan de Familia, la extensión del inglés y la informática. Pero al final el frufrú de sotanas prevalece en la elección de los padres. ¿Y si se dedicara el dinero de los conciertos a mejorar la enseñanza pública y ofrecer una enseñanza laica y de calidad para todos?
Por si fuera poco, las órdenes religiosas ya se han aprendido el truco de matricular más de la cuenta para exigir luego a la Junta una ampliación de los conciertos con la amenaza de llevar a los padres y a los niños en manifestación. Al final, Dios siempre ayuda a los buenos, cuando son más que los malos.
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