Del Museo del Aire
Soy una de las personas que se quejaron al entonces Ministro de Defensa, Federico Trillo, de la retirada de los objetos y textos explicativos de la guerra civil que había en el hangar principal del Museo del Aire y de la mezcla y confusión de las fotografías y objetos que hasta hace poco explicaban perfectamente este periodo de la historia aeronáutica española.
Cuando pregunté por los museólogos e historiadores que otras veces me atendieron amablemente, me explicaron que se habían ido voluntariamente o habían sido trasladados forzosamente. El señor Trillo no me hizo el menor caso.
Después leí cartas y artículos de prensa en los que se quejaban de la retirada de la exposición La cierva y de las fotos de los inventos espaciales del general republicano Emilio Herrera, creador de la ingeniería aeronáutica en España. Y también de algo muy grave en una democracia: la prohibición de las actividades de la Asociación Amigos del Museo por el director, por no votar en una asamblea lo que él quería y expulsar a unos socios.
Creí que estas cosas con el nuevo Gobierno se arreglarían, pero la dirección del museo -sigue la designada por Trillo- ha quitado del Salón de Honor y Laureados las fotos de Sus Majestades los Reyes don Juan Carlos y doña Sofía y una dedicada por el príncipe Felipe y la nueva bandera constitucional, para colocar una especie de feo retablo, que ocupa el espacio donde el anterior director tenía previsto colocar los nombres de todos los aviadores de los dos bandos muertos durante la guerra civil.
Ya había una pared entera para un cuadro de dudosa calidad de los santos de Reus y su comarca junto a una imagen con la virgen de Loreto, patrona de la Aviación, y es lo único religioso que debe haber en un museo aeronáutico de un Estado aconfesional; y es gravísimo que sea a costa de las fotos de la Familia Real.
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