Campo de instalaciones
El festival del Observatori ocupa los bajos del Museu de les Ciències con las propuestas de 200 artistas de todo tipo
Un campo de instalaciones se extiende este fin de semana por los bajos del Museu de les Ciències de la Ciutat de les Arts i les Ciències de Valencia. En él se cultivan todo tipo de productos con ingredientes multimedia, interactivos, electrónicos, tecnológicos, lúdicos, experimentales, vanguardistas y reivindicativos. Al menos así se presenta la oferta del Festival Internacional de Investigación Artística de Valencia Observatori 2004, que desde ayer exhibe el grueso de sus actividades bajo los arcos diseñados por Calatrava.
Cerca de dos centenares de artistas exponen sus obras en múltiples instalaciones.Una de ellas está emplazada junto al estanque del museo. Se trata de Jardín de luz, un proyecto edificado con materiales extraídos de la basura e ideado por el grupo artístico marbellí La Cabana. "Claro que en la basura de Marbella se pueden encontrar cosas muy chachis que ni te imaginas", bromeaba ayer un visitante de la singular instalación en la que mañana se ofrecerá una performance flamenca (13.30).
En el campo del Observatori se pueden encontrar cosas chachis pero sobre todo muy diversas. Una instalación rinde homenaje a los cartelistas del cine indio, del llamado Bollywood. Toño Merinero e Inge Kooij son los responsables de este proyecto gráfico elaborado en Bombay cuyo proceso de creación se ha ido retransmitiendo por internet.
Los ordenadores abundan en el Observatori, un festival que cumple su quinta edición con un presupuesto muy menguado a causa del fuerte recorte económico emprendido en la Consejería de Cultura. Este año, la Generalitat tan sólo ha cedido las instalaciones del Museu para la organización.
Los artistas han respondido a la llamada de Blanco Añó y Pistolo Eliza, organizadores del encuentro. Se ha podido organizar gracias sobre todo a mucho voluntarismo de los artistas, explican ambos. En cualquier caso, el festival ha arrancado fuerte con el concierto que tuvo lugar anoche del conocido grupo de rock progresivo Tortoise. Fue en la carpa instalada en la explanada del museu, otro de las escenarios, que se completan con la sala Le Club, donde hasta bien entrada la madrugada actúan numerosos dj's. De hecho, la música electrónica y experimental es uno de los cultivos estrella del festival, el único si se trata del Observatori Nocturn.
Durante el día, se pueden ver las instalaciones o las proyecciones de vídeo-performance (de 14.25 a 19 horas) por ejemplo, entre las que se encuentran trabajos de gente tan consolidada como Laurie Anderson o John Cage o el grupo Fluxus. También se emiten trabajos sobre la emigración, como el que muestra los efectos de la modificación de la ley de extranjería de EE UU o el que observa las actividades fronterizas entre Marruecos y España.
Ximo Lizana vuelve al Observatori indagando en su propuesta robótica, esta vez, con la obra Cristo robótico; José Eugenio reflexiona plásticamente sobre la mente a través de su Cerebro radiante; Frank Plant plantea enviar un SMS a una escultura, que lo traduce en sonidos... Hay muchas propuestas, pero quizá la que despertó ayer más curiosidad fue la presentada por el popular Jordi Mollà, que además de actuar, dirigir y pintar, hace instalaciones. Lo explica Añó, director del Observatori: "Mollá tiene una muestra preciosa, muy intimista; con reflexiones personales sobre su vida". El actor utiliza pantallas de televisión, una silla, cuchillos suspendidos en el aire....
No en vano, Blanco Añó recuerda que el objeto del Observatori, que concluye mañana, es "propiciar el encuentro entre creativos y artistas que pertenecen a ámbitos muy distintos para generar proyectos", según recoge Efe.
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