Vitoria muestra las creaciones de las principales figuras del realismo contemporáneo en España

El realismo es la casta paria de las corrientes artísticas contemporáneas. Nadie le impide seguir existiendo, pero bajo determinadas y duras condiciones. Sin embargo, a fuerza de seguir trabajando, algunos realistas alcanzan la fama. Visiones de la realidad reúne en Vitoria 88 obras de 11 firmas imprescindibles en la pintura y la escultura de la segunda mitad del siglo XX en España. A partir de la denominada Escuela de Madrid, con el esencial Antonio López a la cabeza, se presenta el trabajo de otros referentes como José Hernández, Cristóbal Toral, Eduardo Naranjo o Carmen Laffon.

Los pintores realistas contemporáneos han tenido que sobrevivir con escaso respaldo oficial, el menosprecio de la crítica, y el respaldo del público, con lo que eso tiene de perjuicio para cualquier creador contemporáneo. Sin embargo, muchos han resistido contra viento y marea. Los imprescindibles de esta corriente se exponen hasta el 14 de noviembre en la sala de exposiciones de la Caja Vital en Vitoria (Postas, 13-15).

Su trabajo oscila entre el hiperrealismo, como bien refleja el cuadro Vanesa, de Eduardo Naranjo; ciertas dosis de simbolismo siniestro, con dosis de surrealismo y expresionismo, apreciables en la obra de José Hernández; o el interés por las virtudes del color presentes en los óleos de Carmen Laffon. Además, la exposición sirve para presentar la obra de un grupo, la Escuela de Madrid, que también mantiene relaciones de parentesco: Esperanza Parada está casada con Julio López Hernández, hermano de Francisco López, quien a su vez es el cónyuge de Isabel Quintanilla, compañera de estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de María Moreno, mujer de Antonio López...

Trascender la realidad

Pero en ese grupo de amigos también estaba Amalia Avia, quien se casó con Lucio Muñoz, una de las principales referencias de la abstracción en España. Es decir, que estos pintores no se inclinaron por el realismo por voluntad sectaria, sino como propia expresión de sus inquietudes creativas. Ayer lo resumía la comisaria de la muestra, Marisa Oropesa: "Los de la Escuela de Madrid no quieren pintar la realidad, quieren trascenderla, y por eso cada pintor es diferente, porque introduce en su obra una visión propia del mundo". El visitante podrá comprobar la distancia entre los bodegones de Laffon y las esculturas de Francisco López, los óleos cotidianos de Amalia Avia y la concentrada mirada de Antonio López.

De este último, por cierto, se incluye uno de los dibujos que realizó para la película El sol del membrillo de Víctor Erice, además de dos grandes óleos de Madrid, sin olvidar el boceto de La cena y el óleo final. Una excelente muestra de la obra del pintor de Tomelloso (Ciudad Real), tan caro de ver.

Visiones de la realidad es más que la Escuela de Madrid. La exposición también incluye a otros como José Hernández, quien se aparta de la cotidianeidad para apostar por una mirada inquietante y siniestra a la realidad. O Eduardo Naranjo, que apuesta por una pintura más compleja y cruda, con apuntes surrealistas.

Sin olvidar a Cristóbal Toral, que ha conseguido conformar un mundo propio, sensible con el desamparo de la sociedad contemporánea. Toral participa, entre otras, con La Gran Avenida, un óleo de 3 por 4,25 metros, inacabado, que tiene su origen en el conflicto de los Balcanes, espléndida metáfora de la sinrazón de las guerras.