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Reportaje:

Un arzobispo en el escenario

Desmond Tutu actúa en una pieza teatral sobre las torturas en Guantánamo

El surafricano Desmond Tutu, arzobispo emérito anglicano y premio Nobel de la Paz en 1984 por su campaña contra el apartheid, cambió el pasado fin de semana el púlpito por un escenario para debutar como actor invitado en el Greenwich Village neoyorquino. Y lo hizo para elevar la voz y denunciar los abusos y torturas que se cometen, bajo la batuta del Pentágono, en la base naval de Guantánamo, la prisión especial donde la Administración que preside George Bush retiene desde hace más de dos años a los supuestos terroristas de la red Al Qaeda.

"Estoy esperando mi nominación a los Tony", comentó jocoso el debutante en las varias entrevistas que ha concedido tras la representación en Nueva York. La obra se titula Guantánamo, el honor obliga a defender la libertad. Está previsto que lleve su mensaje por otras ciudades del país, coincidiendo con la recta final de la campaña en EE UU para la elección de presidente el próximo 2 de noviembre. La pieza, en la que Tutu representa el papel del juez Steyn, junto a los actores Aasif Mandvi y Moazzam Begg, es "devastadora".

"Están utilizando el mismo tipo de métodos que durante la segregación", afirma el prelado

Escrito por Gillian Slovo y la ex periodista Victoria Brittain, el drama se sustenta en las transcripciones de entrevistas realizadas a los británicos que pasaron por el centro de detención especial en la isla de Cuba y pretende machacar la política orquestada por la Casa Blanca. Según Tutu, todo se parece mucho al trato que sufrieron los prisioneros negros en su país durante la ola de racismo y lamenta que esto se produzca en un país que se hace el abanderado de los valores democráticos en todo el mundo.

El activista surafricano es una autoridad reconocida en todo el mundo, junto a Nelson Mandela, por su defensa férrea de los derechos humanos y pasó décadas haciendo campaña contra el régimen de apartheid en Suráfrica. Ahora pone de relieve que los prisioneros de Guantánamo que han hablado hasta el presente denuncian que han sufrido torturas por parte de militares estadounidenses. "La justificación que se da desde la Administración estadounidense es que están en guerra. Pero éstos no son prisioneros de guerra, están en otra categoría", señala.

"Están utilizando el mismo tipo de métodos que durante el apartheid. Tutu explica que aceptó la petición de Slovo para aparecer en la obra porque está muy preocupado por las condiciones y trato abusivo que están recibiendo los confinados en Guantánamo. "Espero que ayude a poner la cuestión en la escena pública, sin ambigüedades, para que los estadounidenses se pregunten si verdaderamente es lo que quieren apoyar", remachó, mientras recordaba que Mandela fue considerado en su día un terrorista.

Su mensaje es claro ante la situación que se vive en la base naval de Guantánamo y no conduce a interpretaciones: "Los derechos humanos son de validez universal o no son nada".

Además, recuerda que las convenciones internacionales dicen que "cualquier persona ha de ser considerada inocente hasta que se pruebe lo contrario". "Todo el mundo tiene derecho a defenderse", concluye. Tutu participó en la comisión de Derechos Humanos en Guantánamo que luchó para que se garantizara un juicio justo a los detenidos.

Está previsto que la obra visite las ciudades de Rochester, Chicago y Filadelfia. Pero el papel de Tutu se limita a dos puestas en escena como invitado, en las que volvió a mostrar sus dotes como orador entre la ovación del público. El activista surafricano se retiró del arzobispado de Ciudad del Cabo en 1996 y poco después fue nombrado arzobispo emérito.

Una escena de la obra <i>Guantánamo: el honor obliga a defender la libertad.</i>
Una escena de la obra Guantánamo: el honor obliga a defender la libertad.ASSOCIATED PRESS

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