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VISTO / OÍDO
Columna
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El ser de Aznar

"La Falange es un modo de ser", decía José Antonio Primo de Rivera; que tenía una doctrina imposible, que sus supervivientes han llamado "la revolución pendiente". En el congreso de los populares se veía que sobre ellos pesa mucho una manera de ser, que se compendia muy bien en el ser y estar de Aznar. No son personajes idénticos, ni hay doctrinas parecidas: sólo esta cuestión de esencia, o de "estilo", palabra que también gustaba a aquéllos. Habrá que repetir la sentencia de Marx: la historia no se repite; sucede una vez como tragedia, y reaparece como comedia. La tragedia de Falange: pistolas y porras en las esquinas, años de guerra, muchos asesinos, muchos asesinados, muerte de su manera de ser por el Movimiento, sucesor de Primo (Hedilla) condenado a dos penas de muerte por Franco... La comedia: Aznar. Farsa, disparate cómico. José Antonio visto en los espejos deformantes de la calle del Gato. Esperpento a la manera de Valle. Esperpento de la vieja Falange: Fraga, cuyas palabras ya no se entienden, cuyo discurso es ajeno a todo. Un falangista en transición, fosilizado en Galicia, cuyas palabras balbucientes dicen que todo va bien. Comedia de sí mismo. El Fundador en decadencia, como lo fundado.

Claro que Falange, o "la Falange", podía existir porque el mundo estaba fascistizado, y no sólo Europa. La visitas a Mussolini y a Hitler están registradas. Había un mimetismo nazi con ciertas originalidades españolas. Aquí no somos arios, ni se sabe lo que somos después de tantas mezclas: pero podíamos ser el Cid, Isabel, Carlos V, santa Teresa. Y un Imperio por el cual, trepando bien, se podía llegar a Dios, aunque terminaran los más listos quedándose en ministro secretario general del Movimiento dentro de un gobierno del Opus, para saltar a la democracia permisiva, tolerante pero tramposa: hablo de Adolfo Suárez, a quien se debe mucho: la cara. Ahora, Aznar, aliado de Bush. Bush, de cuando en cuando, es Hitler: para los iraquíes, los afganos, los puertorriqueños, los asiáticos de la península Indochina. Pero se va. Se le ha marchado la mayoría electoral: perdió el debate con Kerry. Aznar, el domingo, hablaba para Bush, como en la cátedra que los jesuitas le han dado en Georgetown. En realidad todo lo que queda al PP es Bush: y a eso juegan. Tontamente.

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