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Reportaje:

Una ayuda en el regreso

Hay mañanas en las que Eva Foncubierta abre las puertas de la oficina donde trabaja y se encuentra una larga fila de personas esperando. Han llegado en autobús de muchos pueblos de la provincia de Cádiz hasta San Fernando, donde se encuentra la sede de la Asociación de Emigrantes Retornados, encargada de asesorar a aquellos muchos gaditanos que un día se marcharon en busca de prosperidad a otros países y que, a su regreso, desconocen las fórmulas que tienen para, por ejemplo, cobrar las pensiones por el trabajo realizado en aquellos años de desarraigo y nostalgia.

La asociación en la localidad isleña se fundó en 1985. Fue creada por un grupo de emigrantes que, al volver a su tierra, se encontró con numerosas trabas burocráticas para poder recibir el dinero del tiempo cotizado en el extranjero. Uno de ellos era Fernando Herruzo, actual presidente de la asociación. Tiene 73 años y, en su memoria, guarda los recuerdos de los continuos viajes, de los pasos por la frontera, de las despedidas. "Me marché con 24 años porque entonces había mucha necesidad y hambre", rememora. La primera vez que viajó fue a Francia. Se fue con un contrato de trabajo para emplearse en una fundición. Fue su primer destino pero su trayectoria profesional le llevó también por empresas de Luxemburgo y Holanda y por las minas de Bélgica.

Una asociación asesora a los emigrantes retornados para cobrar pensiones del extranjero

Volvió a Andalucía, tras una larga estancia en Barcelona, a mediados de los años 70. Una década más tarde, junto a varios compañeros, logró sacar adelante la asociación. Ahora Fernando recibe cada mes varias cantidades por cada país donde estuvo empleado, desde los 30 euros por su labor en Francia a los 240 por su trabajo en Holanda.

En San Fernando ya se han cerrado más de 4.500 expedientes y siguen abiertos casi mil. La tarea no siempre es fácil. Lo sabe Eva Foncubierta, que se encarga de los trabajos administrativos. "Existen convenios de seguridad social con los países de la Unión Europea y eso facilita las cosas. Pero hay veces que los emigrantes no tienen toda la documentación que se requiere". Una nómina, un contrato, un expediente laboral puede bastar para conseguir esa pensión. Pero cuando no existen esos documentos, en la asociación no se rinden y emprenden una investigación casi detectivesca. Han llegado a utilizar fotografías del solicitante con el mono de trabajo o declaraciones juradas de los compañeros de tajo.

Cada caso, que puede tardar en resolverse, de seis meses a dos años es una historia personal llena de vivencias. El resultado es, según la asociación, satisfactorio en el 99% de los casos. "Ellos lo agradecen todo, aunque reciban sólo 18 euros al mes porque, dicen, que les servirá para pagar el agua o la luz", dice Eva. El éxito se nota no sólo en las colas que se forman algunas mañanas sino también en el progresivo incremento de socios. "Una vez en Villamartín resolvimos una pensión y, a los pocos días, cuarenta de sus vecinos se presentaron aquí".

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