El turismo se quema al sol
La caída en el número de extranjeros y la competencia de nuevos países fuerza la renovación del modelo de playa
El turismo está envuelto en polémica. Los datos de julio y agosto desmienten que esta industria esté sumida en una crisis en el sentido técnico del término, pero el estancamiento en la entrada de turistas -un 1,3% más en los ocho primeros meses del año con respecto a igual periodo del año anterior- y en las pernoctaciones -suben sólo el 1,5%- son señales de alerta a considerar. Las tensiones soterradas entre algunas organizaciones empresariales y los distintos puntos de vista sobre si el modelo de sol y playa está caduco o no, han revuelto las aguas de un sector sumido, sobre todo, en el cambio de usos y costumbres de sus clientes.
España ha perdido las ventajas competitivas que tuvo en los noventa con el tipo de cambio de la peseta y su cualidad de destino 'refugio'
Sólo con aumentar la estancia media de los turistas en un punto, el turismo pasaría de representar el 12% actual del PIB al 13%
España va a situarse este año, otra vez, entre los países líderes en turismo. Terminado el verano, la estación más importante para esta industria, todo indica que será el segundo país del mundo tanto por llegada de turistas como por ingresos recibidos, y eso casa dificílmente con una situación de crisis. Sin embargo, los datos dados a conocer la pasada semana por el secretario de Estado, Pedro Mejía, dan lugar a la reflexión. Si la situación es de moderado crecimiento o, incluso, estancamiento, la presión de los países competidores, con una situación geopolítica que ya es muy estable, va a arañar, como ya ha empezado a hacerlo, cuota de mercado si lo que se ofrece sólo es precio.
Según los datos ofrecidos por la Secretaría de Estado de Turismo y Comercio y el Instituto Nacinal de Estadística, en el mes de agosto han entrado en España 7.228.028 turistas, un 0,8% menos que en el mismo mes del año pasado. Y de enero a agosto lo han hecho 37.296.480, un 1,3% más que el año anterior. Un dato positivo, según juzga el sector, pero que sólo refleja parte de una realidad muy compleja.
¿De dónde vienen los turistas? ¿Cómo llegan? ¿Ádónde quieren ir? ¿Cuánto gastan?
El problema que está teniendo el turismo español los últimos años es que no porque vengan más se ingresa más. Según los últimos datos del Banco de España, en los seis primeros meses del año los ingresos por turismo son los mismos que el año pasado. Y Simón Pedro Barceló, presidente de la agrupación empresarial Exceltur, ha afirmado que el gasto medio por turista este año quedará en los mismos niveles de 1999.
En agosto, casi 4,5 millones han venido en avión, a lo que ha contribuido el auge de las compañías de bajo coste, y en lo que va de año el 57% lo ha hecho sin paquete turístico. Desde luego, la costa y las islas siguen siendo sus destinos favoritos y, entre los extranjeros, británicos, alemanes y franceses son los más numerosos. Pero ni son tantos como antes, ni están tanto tiempo con nosotros. Y eso es lo que más preocupa a los hoteleros. "Lo más negativo", de los datos conocidos, dice José Guillermo Díaz Montañés, presidente de la Confederación Española de Hoteles, "es que la estancia media ha caído un 3,7%". También ha caído el número de pernoctaciones de los extranjeros (un 2,9%) en agosto y la entrada de los británicos (-3,9%), de los franceses (-9,9%) y de los alemanes (-0,4%). ¿Síntomas de agotamiento del modelo?
El debate se sitúa entre el agotamiento -con menos partidarios- y los que opinan que lo que hay que hacer es adaptar el modelo de sol y playa a los nuevos gustos de la demanda -"ya no se pregunta donde has ido de vacaciones", dicen en la confederación hotelera, "sino también que has hecho"- .
Grandes empresas como Riu han reconocido que no se volverá a vivir una década tan extraordinaria en beneficios como la de los noventa. Josep Oliver, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona, recuerda que entonces se unieron varios factores que provocaron el éxito del turismo español. Dos de ellos, fundamentales para Oliver, fueron la ventaja del tipo de cambio y la conversión de España en destino refugio ante la situación geopolítica, "todo ello más que la calidad de los servicios". Sólo la última devaluación de la peseta, en la primavera de 1995, añadió, vía precios, un 30% de competitividad al sector. "Entonces", dice Oliver, "con un marco un alemán compraba 90 pesetas, pero la ventaja de los precios competitivos, nueve años después, se agota. Es imparable que si España converge en nivel de vida con el resto de Europa lo haga también en precios".
Vías de expansión
Oliver opina que es el momento de pensar las vías de expansión por las que debe discurrir el futuro del turismo español. "O las modificamos", dice, "o iremos a la especialización, vía precios, en turismo barato, lo que no parece la mejor manera de crecimiento sostenible". Sobre todo si se tiene en cuenta la competencia de países de turismo emergente, con costes más bajos. Bulgaria, Egipto, Turquía, Túnez y Croacia recibían en conjunto 13 millones de turistas hace cinco años y han pasado a 37 millones.
"Sólo Rumania", dice Díaz-Montañés, "ha recibido este verano un 40% más de extranjeros, y a lo largo del año se han abierto 30 nuevos hoteles, 21 de ellos en el Mar Negro". Los touroperadores están encontrando allí un margen mayor, y para los turistas es un destino barato, novedoso y más cercano. Sin embargo, no cuenta con ventajas como las infraestructuras y los servicios españoles -entre ellos el sanitario- o la seguridad, algo fundamental para el turista.
Hay consenso en el sector y en la Administración de que reforzar la calidad y ofrecer novedad es importante, pero el desacuerdo es mayor entre las distintas partes del sector para definir la senda por la que se debe actuar. Entre otras cosas, porque el turismo es una industria de intereses muy diversos en el que no les ha ido igual a todos. Frente a la preocupación de los hoteleros por la caída de las pernoctaciones, por ejemplo, transportes y agencias de viajes han tenido una buena temporada gracias al incremento de los viajes de los españoles al extranjero, un 48,6% superiores de enero a mayo sobre igual periodo del año anterior.
Se ha llegado a decir, incluso,que no era el turismo el que tenía problemas, sino los hoteleros turísticos. que hacen frente al fenómeno de la sobreoferta de plazas y el aumento de los alojamentos residenciales. Y algunas de las recetas para el futuro han partido de ese sector. Entre ellas, una que levanta fuertes recelos, como la posibilidad de reconvertir hoteles que se han quedado obsoletos, pero en primera línea de playa, en alojamientos residenciales de calidad. Mientras algunos opinan que ello "esponjaría" destinos y provocaría mayores ingresos por parte de una clientela de mayor nivel adquisitivo, otros consideran que sería una mera operación urbanística de la que se beneficiarían sólo unos cuantos hoteleros y no el turismo en general.
Para Raimon Martínez Fraile, secretario general de Turismo, la incertidumbre -que no crisis- que vive el sector turístico se soluciona, entre otras cosas, añadiendo al producto básico de sol y playa oferta complementaria. y mejorando la comercialización. "Convirtiendo los atractivos del país en productos turísticos", ha dicho. Es decir, vendiendo mejor, convirtiendo la comercialización en una portente herramienta de gestión.
José Luis Zoreda, vicepresidente de Exceltur, cree que una de las debilidades del sector ha sido su falta de capacidad para vender. "Hemos construido lo que nos han pedido los operadores y a eso le hemos sacado un margen", ha dicho púbicamente, "pero no hemos decidido el producto, ni controlado el destino ni conocido al cliente final. Y eso han sido las vulnerabilidades del sector".
Reconversión integral
Exceltur ha lanzado la idea de poner en marcha unos complejos Proyectos de Reconversión Integral de Destinos Turísticos, a largo plazo que implicarían tanto a la iniciativa privada como a los tres niveles de la administración -con aportación de fondos inluida- Los planes involucrarían actuaciones en todos los niveles de la cadena, desde el equipamiento y la ordenación urbanística hasta el comercio y la oferta complementaria, y tendrían entre sus objetivos añadir valor a la estancia y el entretenimiento, los dos eslabones más importantes de la industria.
La renovación a todo el mundo le suena bien. Gonzalo Pascual, presidente del Consejo Empresarial de Turismo de la CEOE mantiene que a base de precios no se compite; "sólo con una oferta nueva, renovada y más atractiva. Que el turista vea cumplidas con creces sus expectativas de recibir los servicios en función de lo que paga. Que saquemos valor a lo que tenemos". Sólo con aumentar la estancia media un punto, según la Administración, el turismo pasaría de representar el 12% del PIB actual al 13%.
Lo que todavía no se ha definido es el camino ni la manera de ir más juntos, tanto desde el punto de vista de mayor colaboración pública-privada, como de más colaboración entre la Administración Central y las comunidades autónomas, como entre las empresas del propio sector. Ello evitaría que las comunidades autónomas, en lugar de ampliar el mercado y conseguir así más cuota, lo que hicieran fuera arañarse clientes de unas a otras; o impediría que, por ejemplo, destinos con plazas vacantes no se pedan cubrir por falta de transporte, como ya ha ocurrido.
De momento, la Administración Central, con competencias en la promoción exterior -fundamental para los empresarios- ha constituido el Consejo Español de Turismo, con representación de la CEOE y los sindicatos CC OO y UGT. Y a medidados de octubre está convocada en Toledo la Conferencia Sectorial de Turismo que reúne a los responsables del Gobierno en la materia y los consejeros autonómicos. Esta conferencia no se reunía desde el año 2001, pese a tener caracter anual.
Mientras, en Cataluña se ha abierto la posibilidad de un nuevo frente, con el anuncio de que el Ayuntamiento estudia imponer la ecotasa, un euro por pernoctación, rechazada rotundamente por el sector empresarial.
París, Nueva York, San Francisco, Tokio y Viena gravan a sus turistas con una tasa, y Barcelona, según informa Claudi Pérez, flirtea desde hace años con la misma idea. El objetivo del consistorio es doble: por un lado, recaudar en torno a 10 millones de euros al año para promocionar Barcelona y mejorar los servicios directamente relacionados con el turismo, desde la seguridad a la limpieza; por otra, contrarrestar el efecto psicológico que el éxito turístico de Barcelona ha provocado sobre los barceloneses, que ven cómo los turistas se aprovechan de los servicios públicos sin pagar por ellos.
La tasa turística está en el ojo del huracán: ciudades como Londres estudian una medida similar, aunque ambas ciudades topan con el rechazo frontal de los empresarios del sector, reacios a la aplicación de una tasa que ya fracasó en Baleares, en opinión de los hoteleros españoles, con el impuesto ecológico sobre las pernoctaciones.
Turespaña se puso a la sombra
"No hay que cambiar el modelo. Hay que mejorarlo trabajando en tres direcciones", dice el presidente de la Confederación Española de Hoteles, José Guillermo Díaz-Montañés. "Renovando la oferta; haciendo mayor esfuerzo de eficiencia con especial atención al I+D+i, y haciendo un importantísimo esfuerzo en promoción. Hay que saber qué demandan nuestros clientes y aunar esfuerzos que ahora están dispersos. La marca España es lo mejor que tenemos y hay que venderla bien en el exterior", afirma.
La promoción en el extranjero es prácticamente la única competencia que tiene en turismo la Administración Central, a través de Turespaña. Pero este organismo durante los últimos cuatro años ha dedicado como media sólo el 25% de su inversión al segmento de sol y playa, pese a que éste representa aproximadamente el 80% del turismo en España.
Destinos tan castigados como Baleares o Canarias se han llevado una pequeña porción de la tarta. A promocionar el primer archipiélago apenas dedicó Turespaña el 4,4% de su presupuesto en el año 2002, si bien el año pasado el porcentaje llegó hasta el 17,63%. Mientras, Canarias se quedaba en 2003 sólo con el 0,34% de la inversión. Canarias es un destino que supone el 18% del turismo y, sin embargo, en los últimos cinco años sóloha supuesto el 5% del total invertido en promoción publicitaria.
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