Arenas acusa a Zapatero de no saber para qué quiere cambiar la Constitución
"Se habla de la reforma de la Constitución pero aún no se ha dicho para qué, ni cuándo, ni cómo, ni con quiénes". Este fue el meollo central de la intervención del líder del PP de Andalucía, Javier Arenas, encargado por Mariano Rajoy para que sentara doctrina en este congreso en torno a la Constitución. El PP defenderá la Constitución de 1978, proclamó Arenas. Ahora bien, en la línea que después trazó Josep Piqué, pidió al PSOE que los cambios, si es que hay que hacerlos, los hagan juntos. "El PSOE ha organizado un lío monumental pero les llamo a la responsabilidad para que lo que se acuerde que se deba hacer, hagámoslo juntos desde el espíritu del consenso constitucional de 1978".
Pero de Arenas quedó ayer en el plenario del congreso de su partido una descalificación rotunda al Gobierno socialista y una defensa cerrada de lo hecho por José María Aznar y la convicción de que el PP volverá pronto al Gobierno.
Pero a Arenas le correspondía hablar de la Constitución en la hora en la que se vislumbran reformas y obviando el anuncio del Gobierno sobre en qué consiste tal reforma, aseguró que no se sabe lo que quiere hacer "el señor talante", en referencia burlona al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. El Gobierno ha reiterado que tal reforma se limita a la igualdad del derecho al trono de hombres y mujeres, la mención de los nombres de las comunidades y ciudades autónomas así como la invocación a la Constitución europea y la reforma del Senado.
La alternativa a Ibarretxe
Arenas comenzó las intervenciones de ayer citando al jefe del Ejecutivo junto al presidente catalán, Pasqual Maragall, y al líder de Esquerra Republicana, Josep Lluís Carod Rovira, para señalar la imposibilidad de que Zapatero tenga las manos libres. "La sociedad española no tiene por qué pagarle las hipotecas a Zapatero", dijo. El ex secretario general del PP fue casi tan aplaudido como la candidata del PP a la presidencia del Gobierno vasco, María San Gil, que confesó "dos preocupaciones: el plan Ibarretxe y la debilidad de Zapatero" y se presentó como la única alternativa "frente al nacionalismo excluyente y la debilidad del PSE".
Y de nuevo de debilidad habló el presidente de Baleares, Jaume Matas, que trasladó a sus compañeros su experiencia. Perdió el Gobierno a manos de una coalición de izquierdas hace cuatro años y lo recuperó hace 16 meses. "Esta historia tendrá un final feliz porque el tiempo hará justicia y el PP volverá a gobernar", sentenció Matas, un deseo que reiteraron la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá y el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera.
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