4 millones en el banquillo
Arteta, el gran fichaje de la Real Sociedad, no encuentra sitio en el conjunto de Amorrortu
La Real Sociedad, colista de la Primera División, recibe hoy en Anoeta al Atlético. Necesitado como está el equipo blanquiazul de puntos, su entrenador, José María Amorrortu, reclama la victoria como una necesidad para "adquirir la confianza que nos falta". La trascendencia del partido, sin embargo, no afectará a Mikel Arteta, que por tercera jornada consecutiva, continuará en el banquillo. La directiva pagó cuatro millones de euros al Glasgow Rangers por el fichaje estrella del centrocampista, que regresó a la ciudad, San Sebastían, que le vio nacer en 1982, después de pasar una etapa en Barcelona, tener una brillante estancia en París y festejar tres títulos en Escocia.
Las expectativas puestas en Arteta no se han cumplido. "Optamos por dar continuidad a una alineación y en ese planteamiento no hay que sacar demasiadas conclusiones", respondió ayer Amorrortu para añadir: "No le doy mayor importancia, es algo coyuntural. Mikel nos aportará mucho".
No lo ha hecho hasta el momento. Titular los tres primeros partidos, el centrocampista internacional sub 21 lleva un gol, de penalti, ante el Valencia, y en San Sebastián su aportación futbolística sabe a poco. A sus 21 años, Arteta regresaba como un valor seguro para formar pareja, otra vez, con Xabi Alonso porque el entrenador contaba inicialmente con ambos. Traspasado el medio centro al Liverpool, Amorrortu tuvo que improvisar. Arteta no mezcló bien en el doble pivote ni con Alkiza ni con Mikel Alonso y tampoco le fue mejor cuando formó en la segunda línea con Nihat. Llegados a tal punto, Amorrortu le dejó en el banquillo tras perder en Mestalla.
"Acabará jugando porque es muy bueno", asegura Imanol Iraola, actual lateral del Athletic, que creció junto a Mikel vestido de celeste en el Antiguoko, donostiarra. Filial del Athletic, Arteta fue escogido por la entidad rojiblanca, que le mantuvo en calidad de cedido por un año. Pero una vez por semana viajaba hasta Lezama para trabajar a las órdenes de José Luis Mendilibar, actual entrenador del Eibar: "Siempre ganaba el partidillo el equipo en el que él jugaba. Marcaba diferencias, la pelota era suya". A su juicio, a Mikel le están pasando factura "los años que ha jugado en Escocia. En España, el nivel es muy superior. En Glasgow iba sobrado". Considera, sin dudar, que la marcha del equipo le está perjudicando, convencido como está de que Amorrortu "le encontrará el sitio antes o después".
Mikel renunció a entrar en Lezama y se fugó al Barça con un cambio de residencia. No extrañó demasiado: era conocida su pasión por lo azulgrana, hasta el punto de que su padre le prohibía ver los partidos del dream team por lo nervioso que le veía ante el televisor. En Barcelona se le reinventó la posición: de ser el jugador más adelantado del mediocampo pasó a ejercer de 4, siguiendo los pasos de Milla, Guardiola, Xavi y Celades. Louis van Gaal le probó a los 17 años, en un amistoso en Berlín, y en tiempos de Lluís Serra Ferrer -visto que Xavi e Iniesta le cerraban el paso- el Barça le vendió al PSG, entrenado por Luis Fernández, que le dio el mando. Arteta se marchó después a Glasgow, donde su padre lloró la primera vez que escuchó a la afición de los blues cantar Mikel is only one [Mikel es único] en el Ibrox. Si en Francia compartía habitación con Ronaldinho, en Escocia pasaba las horas con Cannigia.
El ascendente sobre la hinchada no le impidió regresar a San Sebastián porque quería ser internacional absoluto y estar cerca de Lorena Bernal, ex miss España, a la que conquistó: "Cuando me empeño en algo, no paro hasta lograrlo", proclamó. Por eso nadie duda de que, si se ha empeñado en triunfar en la Real, su paso por el banquillo es pasajero.
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