Un genio en el banquillo

Andrés Iniesta es la guinda del Barça y da tanto en tan poco que parece imposible rentabilizar mejor los minutos que Frank Rijkaard le está ofreciendo desde que empezó el campeonato. Apenas 129 minutos en Liga y 31 en la Champions han sido suficiente para reivindicar su talento. El técnico insiste en mantenerle de inicio sentado a su lado, en el banquillo, por culpa del rendimiento ofrecido hasta ahora por los titulares en el medio campo barcelonista, pero le busca presencia cuando el partido agota los minutos, cumpliendo con su palabra: en la pretemporada se lo rifaba media España y le convenció para que se quedara, prometiéndole que jugaría mucho más que la pasada campaña.

Iniesta (Fuentealbilla, Albacete, 1984) debutó de la mano de Louis Van Gaal en el primer equipo del Barcelona hace tres años y Radomir Antic le mantuvo la confianza al hacerse cargo del equipo: "Es más fuerte de lo que parece su aspecto y por su talento está llamado a liderar al Barcelona y a la selección española en breve", asegura el serbio, a quien no le extraña nada su actual nivel.

Rijkaard le ha dado oportunidad de participar en los siete partidos oficiales disputados hasta la fecha -cinco de Liga y dos Champions-, aunque sólo sea el número 15 en el ránking de la plantilla azulgrana por minutos jugados. Muy poco para los deseos del centrocampista -"trabajo para ser titular y aunque agradezco las oportunidades que estoy recibiendo, no me conformo", dice- pero suficiente al fin y al cabo para confirmar ese talento fuera de lo común y que sus compañeros ya conocían hace tiempo, su afición empieza a descubrir y al presidente le tiene preocupado por culpa del redactado de su contrato. Con una cláusula de libertad fijada en 300.000 euros, Joan Laporta ya negocia la renovación del actual acuerdo, que finaliza en el año 2007. Iniesta es uno de los jugadores peor pagados del plantel. Su contrato le reporta un plus de 24.000 millones de pesetas cada vez que suma 45 minutos sobre el terreno de juego.

Tan mimado por los aficionados, ante cuyos ojos aparece menudo y desvalido al tiempo que cautivador, como respetado por el vestuario, Iniesta colecciona elogios incluidos los de su entrenador: "Su actitud cuando sale al campo es ejemplar, magnífica. Es un chico maravilloso y estupendo, pero, además, siempre inventa y crea ocasiones de gol", sentenció Rijkaard tras el partido ante el Shaktar.

En ese partido disputado el pasado miércoles le bastaron ocho minutos para intimidar al rival y regalarle un gol a Eto'o. Como el resto de sus compañeros, el camerunés está rendido ante el talento de esa "máquina de generar fútbol", como Xavi define a Iniesta. No se corta Eto'o al lanzarle flores: "Es, simplemente, un crack. Es de esos pocos que hacen fácil lo difícil", reconoce el delantero camerunés. Ronaldinho siente parecida devoción por el chaval y no lo oculta: "Es la promesa más grande del fútbol español. Sin duda alguna tiene un sitio en el equipo. Es imprescindible aunque por ahora juegue pocos minutos".

Iniesta sigue viviendo con sus padres, que se trasladaron desde el pueblo albaceteño donde vivían cuando le fichó el Barcelona. Iniesta se duerme cada noche bajo un póster de Guardiola, en el que Pep escribió un día: "Para el mejor jugador que he visto nunca". Blanco como la leche debido a un problema de pigmentación, se sonroja al recibir tanto elogio pero sabe que una mañana, tras uno de sus primeros entrenamientos con el primer equipo, Guardiola le dijo a Xavi: "Mira bien a ese chaval porque no tardará mucho en retirarnos a todos". En eso anda.