La tramontana atiza un incendio en los bosques del macizo del Montgrí

Una inclemente tramontana, que llegó a rachas de 100 kilómetros por hora, dificultaba ayer por la noche la extinción de un incendio forestal que se declaró hacia las 14.00 horas en la ladera de la montaña de Sobrestany, en el término municipal de Bellcaire d'Empordà. En muy poco tiempo, atizado por el viento, el fuego adquirió grandes proporciones avanzando hacia el macizo del Montgrí y L'Estartit, en el Baix Empordà.

A medianoche de ayer se habían quemado ya más de 700 hectáreas, una superficie que casi triplica las 263 hectáreas de los incendios registrados durante todo el año en Cataluña. Las cifras de esta temporada eran, hasta ahora, las mejores en los últimos 30 años. Los Bomberos de la Generalitat, que tenían enormes dificultades para atacar directamente las llamas a causa del empuje del viento, desplazaron rápidamente a la zona nueve medios aéreos, entre hidroaviones y helicópteros, y efectivos terrestres que crecieron a lo largo del día hasta llegar a 70 camiones con base en parques de Bomberos de toda Cataluña.

Ermita evacuada

El fuego prendió muy rápidamente por los bosques de pinos blancos y tenía ya proporciones considerables cuando los bomberos empezaron a atajarlo. Los Mossos d'Esquadra evacuaron de manera preventiva a unos 1.000 vecinos de tres urbanizaciones, al tiempo que protegieron a unas 40 personas que se encontraban en la ermita de Santa Caterina, en la macizo del Montgrí, para evitar riesgos en su camino de regreso. Las primeras hipótesis apuntan a la caída de un cable eléctrico como origen del fuego.

Las llamas se divisaban en una zona próxima al núcleo de L'Abolleria, al este de Bellcaire. El fuego, impulsado por la tramontana, se desplazó primero hacia el sur en dirección a Ullà y Torroella de Montgrí, y después en dirección sureste hacia L'Estartit. Las llamas afectaron a la montaña de Ullà, de 308 metros de altura, y llegaron a las inmediaciones del popular castillo del Montgrí, un clásico destino excursionista, y de la ermita de Santa Caterina. En esta ermita permanecieron unas horas bajo la protección de dos camiones de bomberos un grupo de unas 40 personas que almorzaban allí. Según explicó Santi Parés, coordinador de Emergencias de la Generalitat, el camino de regreso ofrecía pocas garantías puesto que cruzaba por la zona en llamas. Los Bomberos decidieron evacuarlas hacia las 18.00 horas. Parés confirmó que algunas masías, principalmente en Ullà, habían resultado "tocadas" por las llamas, aunque no pudo precisar su grado de afectación. Los bosques calcinados por el fuego son en su mayor parte pinares con un frondoso sotobosque.

Los términos municipales de Ullà y Torroella de Montgrí fueron los más afectados y al poco de iniciarse las llamas quedaron rápidamente oscurecidos por una densa capa de humo. El viento impulsó la humareda a muchos kilómetros de distancia, en dirección sureste, y en algunos casos se desalojaron viviendas para evitar, más que las llamas, los problemas respiratorios derivados del humo. Es el caso de las urbanizaciones de La Torre Vella, La Torre Gran y Les Dunes, en gran parte integradas por segundas residencias. La mayoría de las personas evacuadas encontraron alojamiento por su cuenta, aunque se habilitó el polideportivo de Torroella de Montgrí para que se pudieran instalar.

El alcalde de Bellcaire d'Empordà, Joan Font, apuntó la posibilidad de que el incendio hubiera podido iniciarse a causa de la caída de un cable de una de las dos líneas eléctricas que discurren por la zona donde se originó el incendio, al norte del núcleo de L'Abolleria. "El incendio empezó justo en ese lugar", aseguró.

El fuego se ha producido en un momento en que el peligro de incendio forestal parecía definitivamente conjurado y cuando los balances de hectáreas quemadas situaban esta temporada como la mejor en los últimos 30 años.