Animales sin voz
Los animales no tienen voz, y lo que es peor, ni voto. Por eso me permito prestarles la mía. Soy uno de los más de 3.700 firmantes que ha pedido al Ayuntamiento de Málaga que la Sociedad Protectora de Animales y Plantas se haga cargo de la perrera municipal, eufemísticamente llamada Parque Zoosanitario. Sé cómo personas vinculadas a la Sociedad Protectora han pasado el último fin de semana tratando de evitar que se siguieran cerrando los agujeros del muro de contención de la calle Guillén Sotelo con pichones vivos en su interior, lo que el Consistorio Municipal se ha apresurado a apuntarse como una sabia rectificación por su parte, metiéndonos de añadido el dedo en la boca con la feliz historia de miles de palomas llevadas de excursión a un palomar de León.
Sé que esas personas han tenido que utilizar la puerta falsa del correo certificado para hacer llegar una denuncia sobre los hechos, porque al tratar de hacerlo personal y directamente en dos organismos públicos supuestamente competentes, han recibido negativas, desdenes o comentarios despectivos por parte de funcionarios que se supone debían recibirla o canalizarla.
Sé que aunque el Consistorio lo niega en público, en la perrera municipal se gasean periódicamente animales "porque es la forma más barata de sacrificarlos" y que, pese a ello, algún responsable municipal cuestiona la forma de trato en las instalaciones de la Sociedad Protectora de Animales: programas de adopción, garantía a los animales no adoptados de un final natural de sus días con pienso, techo y asistencia veterinaria garantizados y, de ser necesario, una muerte indolora. Juzgue el lector la diferencia.
El Ayuntamiento podría instalar a la entrada del Parque Zoosanitario el tristemente célebre lema arbeit mach frei, con lo que, al menos, si los animales aprenden a leer, sabrán que trabajando para beneficio de los humanos evitarían la "solución final" mediante el "tratamiento especial", aunque sólo fuera haciéndose comestibles.
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