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Reportaje:FÚTBOL | Quinta jornada de Liga

La vuelta a casa de Eto'o

El delantero regresa a Mallorca con el Barça justo tras reconciliarse con el gol y dice que si hoy bate a sus ex compañeros no lo celebrará

"Mallorca es mi casa, mi vida. Ellos me enseñaron a luchar y a ganar y tengo que demostrar todo lo que he aprendido". Samuel Eto'o (Camerún, 1981) era ayer un hombre doblemente feliz: regresaba a la isla que le vio crecer y, encima, con la liberación que experimenta todo delantero tras ver puerta. Tras un principio de temporada en el que estuvo eclipsado por los goles de Giuly, los partizados del luminoso Deco o el oportunismo de Larsson, Eto'o, el fichaje estrella del Barça, se sacudió el jueves ante el Zaragoza (4-1) todas las sombras. Primero, regaló un gol a Villa tras cometer un error de parvulario. Pero en media hora dio la vuelta al marcador con un golazo desde fuera del área y, luego, culminando un contraataque perfecto trenzado por Ronaldinho en medio del delirio.

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Directo, sincero y con un punto de desmesura, Eto'o confesó después que, tras propiciar el 0-1, quiso morirse porque dijo que llevaba unos partidos tan horrorosos que casi merecía que le enviaran de vuelta a Camerún. Pero una mirada cómplice de Frank Rijkaard le tranquilizó. El entrenador azulgrana ya había apostado por Eto'o en vez de Larsson porque sabía que el africano necesitaba golear cuanto antes para convencerse de que no había extraviado su olfato. Y no le defraudó. Tanto, que Rijkaard hizo ayer una excepción. Nunca da pistas sobre su alineación, pero afirmó: "Eto'o tiene ganas de exhibir su talento. Y eso hay que tenerlo en cuenta más allá de si uno está en forma o no. Demostró tener carácter y mentalidad. Cumplió con dos goles y, sinceramente, no es momento de decirle: 'Vete al banquillo".

Posiblemente, Rijkaard le hará también hoy un hueco a Larsson para no herir la sensibilidad del sueco, que empezó como suplente cuando volvió con el Barça a Glasgow para jugar ante el Celtic. Pero lo que está claro es que el holandés no defraudará la historia de amor entre Eto'o y Son Moix, que se llenará para ver al delantero que reinó en la isla durante cinco años moviéndose con su numeroso clan -familiares y amigos- en un enorme 4 por 4. Amante de los bólidos -tiene tantos que se pierde la cuenta-, Eto'o fue el niño grande del vestuario del Mallorca, en el que combinó su carácter bromista sin perderse -no era un asiduo de la noche de Palma- un ensayo. Tiene en Luis Aragonés, a quien llama El Abuelito, a su padre futbolístico y dejó -un grupo le dedicó una canción- en Mallorca a muchos amigos. Uno de ellos fue el Nano Soler, a quién le vendió un Ferrari a mitad de precio después de que se le estropeara dos veces el aire acondicionado. "Con los amigos no se hace negocios", dijo.

Formado en la escuela de fútbol Kadji Sport Academy de su país, Eto'o, que empezó a jugar descalzo,

aterrizó en Europa con 16 años un gélido día de febrero cuando el Madrid quiso hacerle una prueba. Llegó con pantalón corto a Barajas y antes de tiempo. Nadie le esperaba y se fue directo a pedir ayuda a la primera persona negra que vio. Fue cedido al Leganés hasta que dio el salto al Mallorca, del que sólo se marchó tras triunfar en su cruzada de este verano: no aceptó más cesiones del Madrid, que conservaba la mitad de sus derechos, y logró fichar por el Barça y vivir en Barcelona, a media hora en avión de Mallorca.

Padre de dos hijos, generoso y comprometido, no olvida ni a su país -es un activo colaborador de ONG en Camerún- ni tampoco a quién le ayudó: explica que Mijatovic le regaló las primeras botas de marca y el jueves se abrazó a Gerard tras marcar para agradecerle su respaldo desde que llegó al Barça. Vive todavía en un hotel y, a diferencia de muchos azulgrana, ha estado estos años tan cerca del mar que no le importará instalarse cerca de la montaña. Hoy es su día y vuelve a su isla, de la que se despidió insertando cartas de agradecimiento en los diarios. Mallorca es su casa y ya ha dejado dicho que, como buen hijo, no la ofenderá: si marca, no celebrará el gol.

Eto'o, en un momento del partido Barça-Sevilla.
Eto'o, en un momento del partido Barça-Sevilla.EFE

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