Las redes de Kameni
El meta del Espanyol, hijo de un pescador, ha llegado de un 'segunda' francés avalado por N'Kono
"Voy a ser portero profesional", se decía cada vez que escuchaba en la radio de su casa la retransmisión de un partido. Poco después, su familia compró un televisor y vio cómo se debía atajar un esférico. Entonces, a los nueve años, empezó a practicar en las calles de la capital camerunesa con sus amigos. Él siempre quería emular a Tommy N'Kono, su ídolo, toda una institución en el Espanyol, en el que militó en la década de los 80, y el guardameta galardonado como el mejor de la historia africana. Aunque no disponía de mucho tiempo libre para ensayar, porque tenía que ayudar a su padre, pescador de profesión. No le molestaban las tres horas de trayecto a Douala, que es la ciudad que tiene el puerto más grande de Camerún, ni le desagradaba el trabajo de su progenitor, pero Carlos Idriss Kameni, de 20 años, decidió que sus redes no eran las de un barco, sino las de una portería. Ahora, protege las del Espanyol y, en tres partidos, ha encajado dos tantos.
En el invierno de 1996 entró en la academia de fútbol más prestigiosa del país: la Kadji Sports (de un nivel similar al de un centro de alto rendimiento). Allí coincidió, entre otros, con un grupo de futbolistas que se han hecho un nombre en Europa y el resto del mundo: Djemba-Djemba (Manchester United), Mbami (Paris Saint-Germain) y el propio Samuel Eto'o, de quien es muy amigo. Pero su experiencia en la academia sólo duró seis meses, ya que el Le Havre, equipo de la Segunda francesa, le hizo una oferta que no pudo rechazar: "Me dieron una oportunidad que se les niega a la mayoría de los africanos". Desde entonces, su carrera fue meteórica: con 15 años ganó la Liga de juveniles francesa, con 16 se coronó como el futbolista más joven que obtenía una medalla de oro olímpica -fue tras vencer en la tanda de penaltis en la final de Sidney 2000 a la España de Gabri, Xavi, Velamazán, Tamudo y Angulo, al que le paró una pena máxima durante el encuentro-, y el 25 de mayo de 2001, Pierre Lenchantre, técnico de la selección absoluta, asesorado por N'Kono, entrenador de los porteros del Espanyol y de la selección, le hizo debutar contra Corea. En 2002, fue al Mundial de Corea y Japón como tercer portero y un año después fue elegido como el mejor guardameta de África.
En Le Havre no encontró el mismo respaldo que en la selección, por lo que buscó salidas. Probó fortuna, en 2001, en el Juventus, el Perugia y el Espanyol, y en 2003, en el Wolverhampton. Siempre encontró la misma respuesta: tiene talento, pero ocupa plaza de extranjero. En 2004, tras disputar la Copa África, probó con el Bolton, pero el nuevo asesoramiento de N'Kono le llevó a Montjuïc. Muchos lo comparan con el propio N'Kono: es capaz de lo mejor y lo peor. Falla en las salidas, pero bajo palos es ágil y difícil de batir. Es capaz de detener un penalti a Ronaldo y de encajar un gol absurdo una semana antes frente al Betis. Lo dicho: como su mentor.
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