El Mallorca paga ante el Málaga su escasa apuesta ofensiva

El Mallorca pagó cara ayer la escasa apuesta ofensiva de su entrenador, Benito Floro, resumida en la figura aislada de Luis García intentando atrapar balones como único delantero puro. Por el contrario, la indolente apatía atacante del Málaga recibió el premio gordo de la tarde con los goles de Edgar y Wanchope. Eficacia probada la de los andaluces e impotencia de los mallorquinistas, que sumaron la segunda derrota consecutiva ante su parroquia.

Desde que Edgar adelantó a los suyos con una vaselina incontestable, que se produjo ante la indolencia de la zaga local, el Málaga se dispuso a esperar con los tres puntos en el bolsillo. Sin correr riesgos, que ninguna falta hacía. En las filas del Mallorca brilló el medio venezolano Arango, a quien le bastó poco para aparecer como el más rápido, el más listo y el más rematador de su equipo. Así, cabeceó en el minuto 41, se topó con el meta malacitano Calatayud en el 42 y empalmó una volea en el 43, acciones todas ellas que pudieron valer el empate para el Mallorca.

Como no fue así, Floro rectificó su planteamiento inicial y dio entrada a Delibasic, complemento natural de Luis García en la delantera mallorquinista. Ya no estaba aquél solo, y la reacción del Mallorca no se hizo esperar.

La igualada local, a cargo precisamente de Delibasic, llegó al marcador tras dos oportunidades del Málaga para sentenciar: en cuestión de minutos, Amoroso falló un mano a mano ante un fenomenal Moyà y desperdició un penalti, cortesía de Megía Dávila, que estrelló en el larguero en el minuto 66. Pero Delibasic, el más listo, aprovechó un balón suelto en el área para dar esperanzas a los suyos.

Con el uno a uno, y cuando el Mallorca más creía en la remontada, apareció el delantero costarricense Wanchope, que en su primera aportación relevante dio los tres puntos a su equipo. Su remate de cabeza, de arriba a abajo, puso en evidencia una vez más la permisividad de la defensa del conjunto de Floro.