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Columna
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Conocer antes que comer

Los tres grandes temas del Fórum de Barcelona pertenecen a categorías conceptuales bien distintas: la paz es un estado (de la convivencia); la sostenibilidad, un método (de explotación), y la diversidad, una medida (de la variabilidad).

La próxima edición, Monterrey 2007, ha elegido un solo y amplísimo tema: el conocimiento. Por sorprendente que pueda parecer, lo que más destaca de esta elección es su originalidad. Revísese la historia de las grandes convocatorias y la de las prioridades más frecuentes a la hora de resolver los problemas de una colectividad humana. Siempre hay algo más popular y más urgente que el conocimiento. El conocimiento siempre desfila, es verdad, pero nunca lo hace delante con la bandera.

La contradicción no puede ser más colosal. El ser humano se ha ganado su existencia a golpe de conocimiento, cuando el conocimiento es justamente lo que casi siempre queda para mejor ocasión.

Progresar es ganar independencia. Y sólo se gana independencia con el conocimiento. Las espectaculares desigualdades humanas en el planeta son, sobre todo, desigualdades de conocimiento. Detrás cada tipo de dependencia hay alguna forma de sometimiento. ¿Cómo dar la vuelta a esta situación? Ensayemos otra fórmula: conocer (incluso) antes que comer. Suena provocativo, pero quizá sea lo único que aún no hemos probado.

Ningún partido, ninguna confesión, ninguna convocatoria internacional, ningún plan de desarrollo ha propuesto nunca el conocimiento sin excusas.

Ocurre, además, que cualquier clase de conocimiento se elabora con una especial combinación de tres ingredientes: ciencia, arte y revelación. Da para un buen viaje Barcelona-Monterrey.

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