Una verdad resistente
La obra de Tomás Segovia (Valencia, 1927) ha estado siempre sostenida por un desprendido ejercicio existencial, donde vida y mundo se manifiestan en la certera expresión de unos poemas luminosamente claros e inteligentes, fruto de la maestría de un oficio ejemplarmente sincero. A fuerza de sobreponerse a la vulgar simplicidad de este tipo de afirmaciones, Carlos Piera es uno de los pocos que ha intentado dar cuerpo a la poesía de Segovia abriendo puntos de reflexión capaces de establecer el correlato elemental de su escritura: uno de ellos establece que toda ella es poesía de Bildung, "de cómo se forma y conforma uno en interacción con el mundo, de qué se puede y se debe hacer o dejar de hacer, en cada momento de esa interacción incesante, para estar de parte de lo que es bello y verdadero y decente"; otro nos muestra que, más allá de la cronología, su poesía "revela progresiones, episodios y peripecias en que uno puede perfectamente ver una narración", la calidad de relato del conjunto y de la trabazón de su obra poética. Ambas son formas de continuidad, y al decir de Piera, también expresión de una forma de resistencia que "coinciden en dar respuesta a la precariedad del yo que se enfrenta a ellas".
SALIR CON VIDA
Tomás Segovia
Pre-Textos. Valencia, 2004
84 páginas. 11 euros
De acuerdo a este modo de entendimiento su último libro, Salir con vida, viene a afirmar estas constantes creativas, vuelve a poner de manifiesto esa incesante interacción con el mundo que le hace estar de parte de la verdad, manifestando en su continuidad un paso más en el relato real de la existencia de un yo que se resiste frente a nuevos reclamos y exigencias vitales. Tomás Segovia siempre es el mismo y a la vez diferente, ratificando así su compromiso con la vida, más allá de circunstancias concretas. Su escritura y su ser se han hecho cada vez más densos y destilados. Si en sus libros más cercanos aparecía la muerte como un referente posible del tránsito vital, cifra profunda de la temporalidad de la existencia, aquí y ahora, ese tiempo se hace en su acontecer más densamente maduro, y la vida más eludiblemente inseparable, más esperanzada aunque escéptica y melancólica. Superar el tiempo y la muerte para "salir con vida", para cesar de estar y salir con bien ante lo debido: "Otra vez ella / ella la vida / Tiene en mí su amor libre / Y en ella yo mi libertad completa / Toda aquí en mi presente / Toda con todo su futuro hoy presente". El poeta y el poema frente a la vida, sin concesiones.
Sobrevivir para vivir la vida,
para pasear la vida, eso parece decirnos Tomás Segovia, pues un relato de un paseo de invierno es Sobreviviéndome, el extenso poema que abre y da sentido al libro, donde la desolación, la angustia y el acendrado desamparo son las emociones que lo sustentan: "Nunca ha existido una verdad privada / Los antiguos maestros nos mintieron / No está en nuestro interior el interior / Lo interior es la luz que no tenemos / Sino que ella nos tiene si nos tiene". Frente a estos sentimientos, el poema que cierra el libro, Horas libres, es contrariamente una búsqueda para proseguir una vida que se abre al verano, un arduo raspar el palimpsesto de una vida, pues sabe con certeza que "hubo un tiempo en el que el tiempo / Cabía exacto dentro de sí mismo". Entre medias de estos dos poemas definidores de la existencia madura, el libro se completa con dos grupos de poemas de una sencillez y transparencia líricas envidiables: Días de después, un diario fragmentado que corre paralelo a las estaciones del año y que aborda sus efectos interiores; y Recalcitrancias, poemas que hacen suya la luz moral y la visión de un orden ideológico que muestra la necesidad de un proyecto humano acorde con una libertad poética sabedora de "Que toda luz del mundo / Es también siempre blanca luz moral". Salir con vida es el deseo de vivir, y a la vez el deseo de lo humano, la palabra de un poeta que sabedor de una vida cumplida, es consciente de que "sigo teniendo una vida / Que desnudar y hacer mía". Una vida que es verdad resistente y entregada frente a ese dios altanero que es el tiempo, "Una vida completa porque tenía un mundo". Y así salir a la vida para vencer el tiempo.
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