El Gobierno argentino invita oficialmente a García Márquez al Congreso de la Lengua

El Gobierno argentino ha invitado oficialmente a Gabriel García Márquez al III Congreso Internacional de la Lengua Española, que se celebrará en noviembre en la ciudad de Rosario, pese a que el escritor colombiano ha dejado claro que no asiste a este tipo de eventos ni recibe premios después del Nobel. Por su parte, José Saramago confirmó ayer su presencia en Rosario, en contra de lo que afirmó el día anterior en Barcelona. Las dos noticias zanjan el último incidente registrado en los prolegómenos del congreso, que avanzan salpicados por la controversia aireada en la prensa argentina. Los reye...

El Gobierno argentino ha invitado oficialmente a Gabriel García Márquez al III Congreso Internacional de la Lengua Española, que se celebrará en noviembre en la ciudad de Rosario, pese a que el escritor colombiano ha dejado claro que no asiste a este tipo de eventos ni recibe premios después del Nobel. Por su parte, José Saramago confirmó ayer su presencia en Rosario, en contra de lo que afirmó el día anterior en Barcelona. Las dos noticias zanjan el último incidente registrado en los prolegómenos del congreso, que avanzan salpicados por la controversia aireada en la prensa argentina. Los reyes de España y los presidentes de Argentina, Colombia y México abrirán el encuentro.

La invitación al Nobel colombiano fue cursada por la senadora Cristina Fernández de Kirchner, esposa del primer mandatario argentino y presidenta honoraria del Congreso de la Lengua. En el fax enviado el miércoles pasado desde Buenos Aires, la primera dama advierte de que no se trata de una invitación protocolaria o diplomática, sino de una invitación desde la cabeza y desde el corazón. "Nos identifica el sentimiento y la convicción del compromiso, que el arte y la política deben tener con la región latinoamericana, con los pueblos y su historia", añade la misiva que recibió García Márquez.

La invitación argentina se conoció cuando el escritor había precisado, tras una conversación con el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, que su ausencia del III Congreso de la Lengua nada tiene que ver con supuestas diferencias con la Academia ni con Argentina, como se difundió en algunos medios. La aclaración sirvió para despejar un rosario de malentendidos que confundieron incluso a otro premio Nobel, José Saramago, que en un arranque solidario declaró en Barcelona que si no se invitaba a García Márquez él no iría a Rosario. La intervención de García de la Concha y de César Antonio Molina, director del Instituto Cervantes, despejó las dudas y apaciguó los ánimos.

Saramago estará en el III Congreso, aunque puntualizó que queda por saber si la Academia Argentina de las Letras confirma o no las declaraciones de la subsecretaria de Cultura del Gobierno federal, Magdalena Faillace, de que no se había invitado a García Márquez por su "presencia bastante alborotadora" en el I Congreso de la Lengua celebrado en Zacatecas (México), en 1997. En aquella ocasión, el escritor propuso una serie de reformas radicales en la ortografía y la gramática, que más de uno interpretó como una provocación.

El revuelo en torno a García Márquez nació precisamente a partir del referido comentario de la subsecretaria de Cultura, que responsabilizó a la Asociación de Academias de la Lengua de la no invitación al escritor. "Quienes se inventan las noticias son unos analfabetos", replicó desde Madrid César Antonio Molina en una conversación telefónica con este diario. "García Márquez acudió al Congreso de Zacatecas porque se celebró en México, país donde reside. Cuando se le invitó al II Congreso de Valladolid dijo claramente que no asiste a este tipo de eventos. Él sabe que está perpetuamente invitado por la Academia Española, por las de América Latina y por el Instituto Cervantes, donde quiera y como quiera".

A 60 días de la inauguración del III Congreso por el presidente Kirchner y los reyes de España, el camino recorrido hasta ahora no ha sido precisamente de rosas, según diversas fuentes recogidas en Buenos Aires. Los obstáculos tienen que ver con la política, la financiación y la logística, más allá de los desencuentros entre la parte española y argentina. El Congreso de Rosario fue un compromiso adquirido en Valladolid por el ex presidente argentino Fernando de la Rúa, denostado por las actuales autoridades. De ahí que, inicialmente, la organización del Congreso de la Lengua fuera una herencia difícil de digerir para el Gobierno de Kirchner.

En el aspecto económico hubo momentos complicados, según testigos de las negociaciones, por las graves consecuencias de la crisis argentina. Los problemas de financiación quedaron prácticamente resueltos cuando se acordó que los 1,3 millones de dólares presupuestados serán desembolsados en su mayor parte por empresas españolas y argentinas -Telefónica, Repsol, Banco Santander, Techint, entre otras- y en una pequeña porción por el Estado español.

En lo que a la organización se refiere, algunos medios sembraron la incertidumbre sobre el futuro del congreso. Así ocurrió en las declaraciones atribuidas al cubano Humberto López Morales, secretario de la Asociación de Academias de la Lengua, en las que advertía de que el evento estaba en peligro. Al día siguiente hubo varios desmentidos.

Por parte española no se avanzó a pleno ritmo hasta el cambio de Gobierno y el nombramiento de las nuevas autoridades del Instituto Cervantes. Las elecciones provocaron una situación de indefinición y estancamiento, señala una fuente cercana a la organización del congreso. "A día de hoy, no hay ningún problema en ningún aspecto", asegura César Antonio Molina, quien no oculta las dificultades de poner de acuerdo a muchas personas que residen a 14.000 kilómetros de distancia.

De momento, 170 escritores, lingüistas, editores y otros especialistas han confirmado su participación. El Gobierno argentino ha invitado a los jefes de Estado y de Gobierno de 22 naciones. La sesión inaugural del congreso contará con discursos del presidente argentino, Néstor Kirchner, el rey Juan Carlos y los presidentes de Colombia, Álvaro Uribe, y México, Vicente Fox.