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AUTOMOVILISMO | Gran Premio de Italia de fórmula 1

Otra Italia

Luca de Montezemolo, el nuevo presidente de Fiat, aprovecha los triunfos de Ferrari para reivindicar la potencia industrial del país

Hace dos semanas, cuando Michael Schumacher ganó su séptimo título mundial en Spa-Francorchamps, en los grandes periódicos europeos apareció un anuncio a toda página que, sobre la imagen del Ferrari de F-1 campeón del mundo proclamaba: "Made in Italy" y reivindicaba "el ingenio, la tecnología, la pasión y el espíritu de equipo" del grupo FIAT. Detrás de esta muestra de orgullo podía adivinarse la mano del nuevo patrón del buque insignia de la industria italiana, el conde Luca Cordero de Montezemolo, el primero que no ostenta el apellido Agnelli.

Toda una osadía reivindicar la imagen de marca de un país cuyo prestigio político no pasa por sus mejores momentos y de un grupo industrial cuyas recientes dificultades financieras y productivas han estado a punto de hacerlo desaparecer, absorbido por la todopoderosa General Motors, que todavía sigue teniendo una importante participación en el accionariado.

Frente a la nación virtual de Berlusconi está la imagen productiva y tecnológica de la escudería

Sin embargo, Montezemolo, el joven empresario que se dio a conocer cuando dirigió la organización del Campeonato Mundial de Fútbol de 1990 y que, desde allí, saltó a la dirección de la escudería Ferrari, ha querido exhibir el triunfo como una reivindicación y, tal vez, como el anuncio de que la Italia del ingenio, la que -a mediados de la década de los 80- a punto estuvo de superar al Reino Unido en la clasificación de los grandes países industrializados del mundo, podría volver por sus fueros. Frente a la Italia de lo virtual, la del cavallieri Berlusconi y su imperio mediático, el flamante presidente de Fiat representa el país con peso industrial y económico, poseedor de tecnología punta, cuyo buque insignia durante mucho tiempo fue el grupo Fiat.

La victoria de ayer en el mítico circuito de Monza, una de las catedrales del deporte del automóvil y un santuario para los tifosi italianos, no es consecuencia de un llamarazo de genio intermitente, sino que lleva consigo el peso de la consistencia, la solidez de lo que viene de lejos. Nunca la máxima categoría del automóvil había sido dominada de forma tan implacable como en estos últimos años y, especialmente, esta temporada. Esta época pasará, pero será muy difícil, casi imposible, reunir de nuevo tanto talento, imaginación, trabajo duro, dedicación y solidez financiera como la que Montezemolo ha aglutinado en Maranello durante la última década, desde que se hiciera cargo de la escudería.

El fundador, Enzo Ferrari, no viajaba. Sólo asistía a los grandes premios que se celebraban en Italia, y no siempre. Montezemolo viaja de vez en cuando, pero nunca falta en Monza. A lo largo del fin de semana su presencia se ha hecho notar en todo momento. Se cuenta que el sábado el equipo Ferrari dio una fiesta para celebrar el campeonato y que hubo hasta lágrimas. Será difícil subir más. Pese al doblete de ayer de Ferrari, parece claro que la competencia aprieta los dientes y que, el año que viene, las cosas pueden empezar a cambiar.

La fórmula 1 viaja ahora hacia China -dentro de dos semanas Shangai inaugurará su circuito- y no pasará mucho tiempo antes de que Rusia e India tengan su gran premio. El capital árabe y asiático ha empezado a abrirse camino entre las escudería ávidas de financiación ante la inminente prohibición de la publicidad del tabaco. Las ofertas de financieros de los Emiratos Árabes sobre el equipo Jordan son sólo el primer aviso de la revolución que transformará este negocio en los próximos años. Los tiempos en que la fórmula 1 era un negocio europeo -básicamente británico con la sola excepción de Ferrari- parecen estar tocando a su fin. Tranquiliza la solidez de Ferrari.

Los aficionados de Ferrari celebran la presencia en el podio de Rubens Barrichello y Michael Schumacher.
Los aficionados de Ferrari celebran la presencia en el podio de Rubens Barrichello y Michael Schumacher.AP
Luca de Montezemolo felicita a Rubens Barrichello tras su triunfo.
Luca de Montezemolo felicita a Rubens Barrichello tras su triunfo.

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