Goles al olvido
Aduriz, descartado hace dos años por el Athletic,explota en el Valladolid con cinco tantos en los dos primeros partidos
Una docena de aficionados del Athletic discutían en un foro de Internet sobre quién es ese tal Aduriz, del Valladolid, que le había marcado tres goles al Alavés en Mendizorroza en la primera jornada de la Liga de la Segunda División. "Sí, hombre; es un chaval que debutó en San Mamés, con el Athletic, pero jugó muy poco y se marchó cuando pusieron a Ernesto Valverde de entrenador. A ése no hay que perderle de vista, que, si Urzaiz se nos marcha y Azkorra no sale bien, ya me contarás", aseguraba uno de ellos.
Más que un desconocido, Aritz Aduriz (San Sebastián, 1981) era ya casi un olvidado, pero su formidable partido en Vitoria le sacó del anonimato en el que había vivido durante toda una temporada en el Burgos, en Segunda B.
La historia se repitió una semana después, en Valladolid y contra el Tenerife. Logró otros dos goles y ofreció un concierto de velocidad y desmarque que silenció a los que advertían de que su trío anterior podía haber sido sólo una casualidad.
Aduriz se crió con lo mejor de la nueva generación de futbolistas vascos. En el Antiguoko de San Sebastián coincidió con Xabi y Mikel Alonso y con Arteta, entre otros, pero su intención de estudiar Educación Física le llevó a Vitoria en su último año de juvenil. No quería dejar el fútbol y encontró un hueco en el Aurrerá, de Segunda B, hasta que un ojeador se fijó en él y se lo llevó a Lezama. Tres años, tres entrenadores. El último, Valverde, que, cuando se puso al frente del primer equipo, decidió no contar con él.
"Valverde tenía que seleccionar futbolistas y no contó conmigo, pero los tres años de Lezama fueron extraordinarios. Allí te forman como futbolista, pero también como persona. Aprendí muchísimo", asegura Aduriz. Le ofrecieron un contrato por dos años y una posible cesión, pero prefirió ir por libre. Carlos Terrazas, su entrenador en el segundo año del Athletic B, le llamó. Otra vez para Segunda B, cerca de casa, en Burgos, pero otra vez en una categoría que comenzaba a sentarle muy mal, sobre todo después de haber degustado la Primera y en el mismísimo San Mamés.
Dieciséis goles en 36 partidos. La marca fue suficiente para que Santiago Llorente, secretario técnico del Valladolid se fuese a por él. Era la mejor oferta, la más sólida, aunque en el equipo vallisoletano aún no había entrenador. Aduriz volvió a apostar a ciegas sin saber si quien llegase iba a contar con él, si iba a tener alguna opción frente a Losada y el uruguayo Hornos, cedido por el Sevilla. El técnico elegido para luchar por el ascenso fue Sergio Kresic. El serbio habló con Aduriz, le dio su confianza y comenzó a hacer pruebas, sin que ninguno se sintiese propietario del puesto. Pero en el primer partido el elegido fue Adúriz y la historia cambió de repente. Tres goles en tres disparos a puerta. Incluso hubo de ser sustituido para evitar un enfrentamiento con el central alavesista, Téllez, que ya sólo podía frenarle por las bravas. Siete días después, contra el Tenerife, otros dos goles.
Pero Aduriz no se acelera. Su primer objetivo, el único, es el Valladolid. "No me obsesiona volver al Athletic, aunque allí fui muy feliz. Voy partido a partido. Sólo pienso en ayudar al equipo y en hacer mi trabajo. Ahora pienso en todo lo que he hecho y lo doy todo por bien empleado. Quiero disfrutar porque en el fútbol mañana todo puede cambiar", concluye.
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