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Reportaje:

El Alavés de Piterman

El nuevo presidente del club de Vitoria empieza a marcar su impronta en todo el equipo

Si bien es cierto que las primeras jornadas de Liga el Deportivo Alavés debe enfrentarse a los equipos, en principio, más difíciles, también lo es que los primeros resultados no hacen prever una buena temporada. La era Piterman comenzó hace dos domingos con el choque ante el Valladolid, saldado con cuatro tantos en contra; ante el Recreativo de Huelva, el equipo se conformó con el mal menor. El Alavés es aún un equipo en fase de rodaje. Si esa fase acabará pronto o si, cuando acabe, será para bien, es algo todavía por ver.

Han pasado casi dos meses desde que Dimitri Piterman se hiciera con el 51 % de las acciones del Alavés, y aún está por ver si el ucraniano manejará el club como hizo con el Palamós y el Santander. Hasta ahora, todo evidencia que será así, con todo lo bueno y lo malo que ello implica para un equipo como el de Vitoria.

No es extraño ver al ucraniano en Ibaia supervisando los entrenamientos

Piterman, consciente de que era su turno de mover ficha, reformó el equipo de arriba a abajo. De sus etapas anteriores en el fútbol español, rescató a Coromina, Edu Aguilar, Epitié, Molás y Pedregosa. En el banquillo repite otro fijo del fútbol de Piterman: Chuchi Cos.

Aunque no han tardado en levantarse voces afirmando que la única misión de Cos en el Alavés será cederle la licencia a Piterman, ambos se defienden de este tipo de acusaciones. El entrenador afirma que, como en cualquier otra empresa es "un trabajador suyo y él manda. Nada más. Él no es el entrenador". La salvación in extremis del Racing y el ascenso del Palamós a Segunda B avalan sus palabras.

Por su parte, Piterman no tiene inconvenientes en exponer su particular visión sobre el fútbol. "El sistema ideal", asegura, "sería aquel en el que hubiera varios entrenadores además de un manager". Con el presidente como manager, el máximo responsable del club tendría derecho a tomar decisiones en cualquier ámbito. En cuanto a la incorporación de Cos, alega que se trata de un entrenador fiable y accesible, con el que tiene la suficiente confianza para tratar cualquier aspecto deportivo.

La postura contraria de la Federación, según Piterman, se basa en la falsa creencia de que, con su actitud, quita trabajo a otros entrenadores, y la cosa podría ir a peor si otros presidentes decidieran hacer lo mismo. La postura del dueño del Alavés es otra: el presidente es el máximo responsable del club, y como tal, debe estar capacitado para tomar decisiones en cualquier campo. Así, no es extraño ver al ucraniano en Ibaia, supervisando los entrenamientos y dirigiendo las sesiones físicas.

En cuanto a su política de fichajes, se encuentra íntimamente ligada a su visión del fútbol: "Algunos entrenadores exigen una serie de fichajes caros que alteran el equilibrio del club. Si las cosas salen mal, el entrenador se va, y con él muchos de esos jugadores. Cuando entra el siguiente entrenador hay que volver a empezar". El ucraniano pretende minimizar toda esa serie de cambios: "Si mañana Cos no está aquí, lo ideal sería que el cambio en el equipo fuera poco drástico".

Según Piterman, Mendizorroza necesita dos tipos de jugadores: jóvenes con ilusión y ganas, que puedan aguantar varios años en el club, y veteranos con experiencia y calidad. Su entrada al equipo ya vino precedida por la noticia de nuevas incorporaciones -Bodipo, Coromina y Carpintero, además de la renovación de Óscar Téllez-. A partir de ahí, el ucraniano ha apostado por renovar el equipo con caras nuevas, pero siempre teniendo en cuenta la situación del club. "Hay que fichar bien", asegura. "Traer buenos jugadores, pero que no sean tan caros como para lastrar al club en caso de no conseguir los resultados deseados".

Y es que, según el presidente, el 80% del éxito de una entidad como el Alavés reside en su capacidad económica. Por tanto, y aunque, según declaró recientemente, "el club está preparado para aguantar otra temporada más en Segunda", Piterman pretende mantener al mínimo las deudas del equipo. Unas deudas que pueden considerarse insignificantes si el año próximo el equipo vuelve a Primera, pero que, en caso contrario, supondrían un gran obstáculo para la continuidad del club tal y como es conocido.

Así, y como no podía ser de otra manera, el objetivo está muy claro para la presente temporada. Una vez más, el Alavés debe volver a la categoría de oro. Atrás quedan otras aspiraciones que puedan distraer a los de Vitoria de esta máxima. Sólo queda esperar que el equipo empiece a actuar pronto como tal para alcanzar esa meta única e ineludible.

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