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UNA DIADA DISTINTA

Pitos y gritos de 'botiflers!' para todos los partidos en la ofrenda floral a Casanova

Convergència y Esquerra defienden el acto como el más importante de la Diada

Todos botiflers menos una cincuentena de patriotas. Éste parecía el sentir del grupo de nacionalistas que como todos los años se concentró ante el monumento a Rafael Casanova para silbar e increpar a la mayoría de partidos que realizaron la tradicional ofrenda floral y al Gobierno de la Generalitat, con Pasqual Maragall al frente. A falta de la delegación del PP, que por vez primera en 10 años no asistió al acto, los socialistas se convirtieron en el blanco de los pitos. CiU y ERC, que también fueron silbados, defendieron la ofrenda como el acto más importante de la jornada.

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Diada solemne

La Diada se abrió como todos los años con la tradicional ofrenda floral ante el monumento a Rafael Casanova, el conseller en cap de Barcelona que dirigió la defensa de la ciudad durante el sitio de 1714. Como siempre, las decenas de nacionalistas que se congregan ante el monumento desde primera hora de la mañana repartieron pitos y abucheos para todos los partidos políticos, y a todos obsequiaron también con su insulto favorito, el de "Botifler!", en referencia a los catalanes que en 1714 se pusieron del lado de los Borbones y en contra de los Austrias.

El Gobierno de la Generalitat en pleno, integrado por el PSC, ERC e ICV, fue la primera institución que compareció y, por tanto, la primera en ser increpada al grito de "Maragall, español". No es una situación nueva: también los gobiernos de Pujol solían ser abucheados, especialmente en los años en que se alió con el Partido Popular.

Los pitos, no obstante, no se repartieron equitativamente: a falta del PP, que se ha desvinculado del acto al considerarlo una "patochada" y una "payasada", la delegación del PSC fue de las más abucheadas. Maragall no se integró en la delegación socialista -participó en la ofrenda sólo como presidente de la Generalitat- y los pitos se acompañaron de gritos como "recuerdos a Ibarra", "puta España", "bote, bote, bote, Montilla el que no bote" y "¡fuera, fuera!". El centenar largo de militantes socialistas aguantaron estoicamente el griterío, pero tras la interpretación de Els Segadors respondieron con palmas y gritando "visca, visca, visca, Catalunya socialista".

Ni CiU ni ERC se libraron de los pitos, pero en ambos casos se combinaban con aplausos. El grupo de jóvenes que estuvo más activo toda la mañana recibió a la delegación de CiU coreando "Mas president, Catalunya independent", pero también hubo pitos y gritos de "botifler".

El republicano Ernest Benach, presidente del Parlament, y el convergente Artur Mas subrayaron que la ofrenda floral a Casanova sigue siendo el "acto nuclear" y "el acto importante" de la Diada, respectivamente.

El PP no acudió, pero sí lo hicieron los cargos electos que formaban parte de delegaciones institucionales. Alberto Fernández Díaz, que estuvo en la ofrenda con el Ayuntamiento de Barcelona, se quejó de que no se retirara una bandera independentista colocada en la estatua. En la delegación de su equipo favorito -el RCD Espanyol- abundaban también las banderas independentistas, pese a lo cual fue de las delegaciones más pitadas. El presidente del club, Daniel Sánchez Llibre, comparó a quienes les abucheaban con el racista Ku Kux Klan.

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