_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Amor se escribe sin hache

Si es cierto, como quería Jardiel, que amor se escribe sin hache, es posible acaso que el humor siempre sea de derechas, y el de Aquilino Duque, en esta insólita novela, divertida la mayor parte del tiempo, irritante también (según donde cada uno tenga su palco, se entiende), que tenía que haber salido -se insiste en ello, varias veces- en 1993 (yo diría que en 1983, o tal vez en 1973), lo es, de derechas, el humor de Aquilino Duque; un extraordinario narrador, que tiene el sarcasmo, la ironía (casi siempre inteligente) y el humor (a veces) de sal gorda (o sea un tanto estridente) algo escorados hacia la derecha (cada lector en su palco y Dios en el de todos, que esto no es crítica sino "posicionamiento"). Duque es un estupendo novelista, traductor, poeta y ensayista (en este terreno se muestra como un hábil artillero de la Gran Guerra, por lo menos), que empezó a publicar en los años sesenta, con desigual éxito, y que pertenece a esa tan denostada generación -a estas alturas, y sin embargo habría que revisar algunos títulos y llevarnos, como lectores ignorantes u olvidadizos, algunas sorpresas- del realismo-social o por mal nombre "generación de la berza", que estaba, toda ella (ya lo dijo aquel que con buenas intenciones no siempre se hacen buenas novelas), infectada por ese piojo rojo, que fue, en el siglo pasado, El Partido (como el Movimiento, sólo había uno, y tanto uno como otro, inamovibles) y su alegre panda de compañeros de viaje. El piojo rojo es una novela nunca editada y que, ahora, un tanto anacrónicamente (está salida de cuadro, a todas luces), rescata Pre-Textos, una editorial que, ideologías aparte, ha apostado por un gran y solvente escritor. Y esto, fundamentalmente, es lo que hace recomendable este libro tan paródicamente anti-izquierda, anti-progresismo (todo en términos perfectamente criticables y alanceados por el rejón del sarcasmo), que carga las tintas un tanto groseramente sobre un tiempo, los años sesenta y setenta, en los que la necesidad de acabar con el gallego y su cuadrilla generó toda una serie de tics, modos y comportamientos que, recordados hoy día, ya en este siglo, producen, sin duda, desde los palcos de la izquierda, vergüenza, y un cierto incómodo pudor. Duque no deja títere con cabeza, juega al pimpampum con todos los tópicos de la cultura de izquierdas, de la lucha de clases, de la vocación antifranquista, de El Partido como Tótem cultural y político de una época, y todo ello con un brillante sarcasmo, con un inteligente humor, con una acertada ironía, que recuerdan, muchas veces, la película Ninotchka, de Ernst Lubitsch, pero otras, las menos, aunque se da el caso, a películas tan grotescamente anticomunistas como la inefable Suspenso en comunismo, de Eduardo Manzano. Pero Duque es un grandísimo narrador y tiene algo, en ese pasar a los hunos (a los hotros, ni los nombra: sería interesante, como ejercicio estival, leer esta novela junto a la rescatada Señorita B, de Ramón Nieto, que es de otro palco, y de la que se ocupaba, hace unas semanas, en estas páginas, Rafael Conte) por el espejo deformado de su particular Callejón del Gato, de Valle-Inclán. Duque ha hecho (aparte de algunas bromas sobre la estupidez de la izquierda ebria de consignas y de deseos totalmente irrealizables y huecos, y que son atacados sin piedad) una novela anti-social, se ha burlado de sus compañeros de generación, de aquellos "narrandaluces" de la época, aquellas novelas sociales y pro-reforma agraria de gente como Antonio Burgos (hoy ciertamente en otro palco) y nombres así. A mí me ha divertido en ocasiones esta parodia de novela rural y social, pero no tanto cuando se cachondea, por ejemplo, de una "brutal carga policial" o de un supuesto "torturado" porque la Benemérita le ha haya dado dos h***: las palabras entrecomilladas son lo que son (lo que fueron), lo diga Agamenón o su porquero.

EL PIOJO ROJO

Aquilino Duque

Pre-Textos. Valencia, 2004

302 páginas. 18 euros

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_