El extraño precio del pasado
Todas las encuestas le dan como favorito a pesar, incluso, de las extrañas compañías. Directivo con José María Arrate, fue su colaborador, primero, y se distanció después hasta el punto de que renegó de aquella alianza y de que Arrate se empeñara en que nunca fuera presidente del Athletic. Ahora van juntos: Lamikiz (46 años) como presidente y Arrate como ayudante de campaña. Otra paradoja es que Lamikiz, que nunca congenió con Fernando Ochoa, ex gerente y hombre fuerte del club durante dos décadas, ahora lo presenta como director corporativo. En medio le ha estallado un problema con Ochoa: su contrato blindado, con seguro vitalicio añadido, firmado en la época de Arrate en la que Lamikiz era además secretario de la Junta Directiva y asesor jurídico del club. Aún así, las encuestas le mantienen como favorito, muy destacado respecto a sus otros dos contrincantes, inmune al gran escándalo que azota al club.
Lamikiz está acostumbrado a lidiar con la dificultad. Abogado de éxito, ha gestionado situaciones empresariales complejas, social y laboralmente, tanto en el entorno político (es simpatizante del PNV) como en el profesional. La gestión de la crisis no le pilla desprevenido, y ha sabido perder unas elecciones en el Athletic, frente a Uría, desechando después de realizar una oposición manifiesta esperando su momento. Lamikiz, en la época de José Julián Lertxundi -el primer candidato que derrotaba al representante del PNV, entonces Arrate- formaba parte de un grupo de oposición denominado Compromisarios por el Athletic que examinó con lupa la labor del presidente, en la primera acción opositora que se recuerda en el club. Luego fue directivo y crítico con Arrate, hoy su aliado, hasta el punto de salir de forma conflictiva del club bilbaíno.
Furibundo defensor de la grandeza rojiblanca, de la necesidad de exigir más ambición al equipo, de luchar por títulos, hoy cuenta con el pasado (Arrate, Ochoa) para su proyecto de futuro y con la renovación del staff deportivo, que encomienda a Txema Noriega (otro integrante del equipo campeón del Athletic, ex colaborador de José Mari Amorrortu, buen conocedor de los intríngulis de la cantera) junto a Dani, otro símbolo rojiblanco demasiado dubitativo en las tareas directivas, y Blas Ziarreta, un histórico del fútbol de plata y bronce. Las idas y venidas de Fernando Lamikiz hacen difícil cualquier previsión. Es el ganador virtual, pero su previsión presidencial resulta incierta.
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