Los mismos invitados con distintos anfitriones

Los diplomáticos que participan en la III Conferencia de Embajadores que se desarrolla esta semana en Madrid tienen su agenda muy apretada. Se ha notado sobre todo en los últimos dos días, en los que han sido invitados a sendos almuerzos primero por la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, y después por el alcalde de la ciudad, Alberto Ruiz-Gallardón, ambos del PP. El objetivo de las comidas era exactamente el mismo: pedirles ayuda para potenciar la imagen de Madrid en el exterior.

Aguirre, con la intención de presentarles Promadrid, su flamante empresa de promoción turística, y Ruiz-Gallardón, enarbolando su bandera olímpica de Madrid 2012, agasajaron a los embajadores y les describieron, con números y adjetivos, las bondades de sus respectivas jurisdicciones turísticas. Eso sí, presidenta y alcalde optaron por mencionar con naturalidad y elegancia el acto protocolario de su contrincante. De hecho, Aguirre deseó suerte a los embajadores en la cita que tenían al día siguiente con Ruiz-Gallardón, y el regidor se encargó de destacar y agradecer el apoyo recibido por la Comunidad a la candidatura olímpica. Pero eso no evitó que rivalizaran en menús y entorno donde servir los platos.

Ruiz-Gallardón tiene su propio Patronato de Turismo, y Esperanza Aguirre su recién estrenado Promadrid, de modo que las políticas en esta área de promoción turística, al menos por el momento, no están enfrentadas, pero tampoco se realizan en colaboración entre las dos administraciones.

Antes de reunirse con los embajadores, el alcalde firmó un convenio con la principal entidad de empresarios hoteleros para garantizar las prestaciones que exige el Comité Olímpico a las ciudades candidatas.

Ya en el almuerzo, Ruiz-Gallardón aprovechó su discurso para mencionar el Plan Estratégico de la Marca Madrid, que acaba de aprobar el Gobierno de la ciudad y en el marco del cual se presentará en breve un innovador logotipo. La idea de una nueva identificación gráfica de la Villa, que reemplazará a las anteriores, surgió de la necesidad de presentar una imagen unificada en el extranjero.

Sin embargo, este programa que, según palabras del alcalde, "intensificará el turismo y la atracción de capitales", no implica aunar sus políticas con las de la Comunidad. Tampoco se sabe aún si el Gobierno regional adoptará o sumará en su publicidad el nuevo logotipo municipal, si seguirá utilizando los mismos que hasta ahora o si se creará uno propio.

Durante los almuerzos con los embajadores, tanto Ruiz-Gallardón como Aguirre hicieron gala de estilos propios a la hora de organizar los eventos.

Texturas y sabores

La presidenta de la Comunidad eligió el corazón de la ciudad, la Real Casa de Correos, sede de su Gobierno regional. Allí desplegó, el pasado lunes, ante los agasajados un menú a tono con el espíritu vanguardista que destacó al describir la región. Lejos de la clásica gastronomía madrileña, los platos mostraron mezclas de diferentes texturas y sabores, y fueron acompañados por vinos de la comarca catalana del Penedés.

Ruiz-Gallardón, en cambio, prefirió ayer algo más clásico: bogavante y solomillo. Sólo se permitió un toque exótico con el postre: sopa de mango. Los vinos, también tradicionales: un blanco de Rueda y un tinto de Rioja. El escenario del almuerzo fue el salón de los jardines de Cecilio Rodríguez, en el parque del Retiro, el espacio verde más emblemático de la villa.

Además del cuerpo diplomático, tanto el alcalde como la presidenta cursaron sendas invitaciones a un representante del Gobierno central que, en el caso del regidor, fue el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. El máximo representante de la política exterior española acompañó a Ruiz-Gallardón en la comida y recordó en su discurso el apoyo del Gobierno central a la candidatura Madrid 2012.

El ministro no estuvo el día anterior en el banquete de Aguirre. La presidenta debió conformarse con la presencia del secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León.