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El enredo amoroso de 'El otro lado de la cama' salta a los escenarios

La versión teatral del éxito cinematográfico se estrena en Madrid con actores diferentes

Elisa Silió

Con 2,5 millones de espectadores, El otro lado de la cama, de Emilio Martínez Lázaro, fue el taquillazo del cine español de 2002. A pocas semanas del rodaje de su secuela, con el mismo director, el Teatro Amaya de Madrid acoge el próximo miércoles el estreno de su versión escénica. Diana Lázaro reemplaza a Paz Vega, Lucía Jiménez a Natalia Verbeke, Coté Soler a Ernesto Alterio y Raúl Peña a Guillermo Toledo. De los arreglos musicales se ha ocupado Coque Malla, y Josep Maria Mestres, de la puesta en escena.

"No seáis guarras antes de tiempo. Con los pasitos que daría una geisha", les grita a las actrices la coreógrafa Marta Carrasco en pleno ensayo de un nuevo número. Su trabajo es arduo. Su intención es que las chicas -junto a las actrices Cristina Alcázar, Concha Delgado y Elvira Cuadrupani- sean una mezcla de Greta Garbo y Gracita Morales y, claro, conseguirlo no es pecata minuta. "Tenemos un glamour que no podemos con él, pero desde nuestro mundo deforme", sigue Carrasco, ganadora de dos premios Max.

"No me he basado absolutamente en nada de la coreografía de la película", explica la bailarina. "Consideré que me debía apoyar mucho en los personajes y en el humor y, gracias a los dioses, no son bailarines. A la gente que no tiene la técnica les puedes hacer cosas tan raras que son irrepetibles", asegura contenta de un reparto que completa Antonio Garrido. Describe los pasos de baile de este montaje como "irreconocibles, sorprendentes, muy absurdos y ridículos" y cuenta que cada vez que hace un nuevo trabajo repite el mismo ritual. "Durante dos días miro cómo es la gente físicamente. Cómo reaccionan, cómo ensayan, cómo se mueven...", dice convencida de que con el tiempo ha aprendido a adivinar por dónde tiene que ir con cada persona.

Ayuda desde abajo

Mientras Carrasco se inventa nuevas posturas subida al escenario, Josep Maria Mestres presta su ayuda desde abajo. "El mérito de esta obra es de Roberto Santiago", se quita protagonismo. "Él ha convertido la película en una obra de teatro y creo que los personajes han ganado en intensidad", opina de una obra en la que se han reducido las 70 secuencias de la cinta a nueve escenas y los 14 personajes a ocho. "El referente está muy claro y sabíamos que no podíamos competir con la película. El 70% del público la ha visto", calcula por la pequeña gira que han hecho antes del estreno madrileño. "En teatro, si bien siempre existe una cuarta pared que no rompemos, hay comunicación con el espectador", diferencia el director, para quien "una comedia no la hace uno solo, sino con el público".

Mestres, que dirigió en teatro Dakota y Krámpack y prepara para mayo Bostonianas, de David Mamet, en el Teatre Lliure de Barcelona, asegura que en cinco minutos uno se olvida de la película. Y es que El otro lado de la cama escénico tiene mucho de concierto de rock. Tras un sobrio y geométrico decorado en blancos y negros de Pep Duran se oculta y se descubre una potente banda que toca clásicos del pop como Hace calor, de Los Rodríguez, o Las chicas son guerreras, de Coz. "No se puede decir que sea un musical. Yo hablaría de una comedia con canciones", prosigue. "Coque [Malla] no se ha limitado a hacer las versiones de las canciones, se ha preocupado por la dramaturgia", explica. "Él viene de familia teatral y conoce bien los entresijos del medio. Ha dado a las canciones una gran fuerza que ayuda a la acción y viceversa", relata sobre el ex miembro de Los Ronaldos, quien ya hizo un rap para la película.

Tan sólo Lucía Jiménez, que saltó a la fama con Silencio roto, de Montxo Armendáriz, había cantado antes, pero para ninguno de los actores la falta de experiencia fue un freno a la hora de encarar este proyecto. Han tomado clases de canto y baile aunque les quedan detalles por pulir. "Esa mano, Raúl, que esto no es Priscilla reina del desierto", bromea la coreógrafa con Peña, conocido por la serie Un paso adelante y el grupo UPA Dance.

Los cuatro protagonistas aseguran que actuarán en el Amaya "hasta que la gente quiera" y que luego se irán de gira por toda España. Pero lo hacen con un titubeo, quizás conscientes de que si triunfan en el escenario los productores televisivos pujarán con cifras más que tentadoras por sus caras de sobra conocidas por el público juvenil.

Diana Lázaro, Coté Soler, Lucía Jiménez y Raúl Peña durante un ensayo de <i>El otro lado de la cama</i>.
Diana Lázaro, Coté Soler, Lucía Jiménez y Raúl Peña durante un ensayo de El otro lado de la cama.ULY MARTÍN
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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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