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Reportaje:FÚTBOL

El 'diablo' se hace del Real Oviedo

El apoyo del ayuntamiento, que ha cambiado su postura hostil de la temporada pasada, garantiza la supervivencia del histórico club asturiano

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El Real Oviedo, un histórico del fútbol español, está a punto de conseguir el mayor éxito de sus 78 años de vida: la supervivencia misma. El alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, el mismo que en agosto de 2003 lo dio por muerto tras el descenso administrativo a Tercera División, se ha sumado al proceso de reanimación al ofrecer el apoyo del ayuntamiento. De Lorenzo se rinde, así, a la fuerza del fútbol, expresada en el apoyo de una afición que ha hecho honor al lema Yo no abandoné al Oviedo en Tercera. El club acaba de volver a superar la barrera de 10.000 socios.

El apoyo popular durante los últimos meses ha sido tan importante como la habilidad en los despachos para salvar una suspensión de pagos que ha borrado de un plumazo una deuda de más de 36 millones de euros. Con el equipo en Tercera tras el fallo del primer intento de ascenso, y la hostilidad municipal, la supervivencia del club parecía una quimera hasta para los más optimistas. Pero se ha hecho el milagro.

Gabino de Lorenzo, alcalde por el PP, no había sufrido un revés semejante en sus cuatro mandatos en el ayuntamiento de la capital asturiana. La caída en picado del club, cuyo accionariado estaba controlado por rivales políticos y personales de de Lorenzo, parecía propicia para hacerse con una de las pocas actividades que escapaba a su control: el fútbol profesional. Ante la imposibilidad de meter mano en el club de siempre, el que representaba a toda la ciudad, lo dio por desaparecido y pretendió refundarlo a partir de otro, el Astur. Le cambió el nombre (Oviedo ACF), los colores (camiseta roja por azul) y hasta embarcó en el proyecto a ex futbolistas históricos del Real Oviedo que tenían alguna cuenta pendiente.

La ciudad se convirtió en el campo de una batalla muy desigual. Cuando aún se dudaba de la salida a competición del equipo, la afición tomó la calle literalmente: manifestaciones, boicot al pregón de las fiestas y, sobre todo, retirada masiva de carnés para dejar claro cuál era su club.

El Real Oviedo, su afición y sus abogados pudieron con todo, excepto con el Arteixo, el equipo gallego que impidió en junio la recuperación de una de las categorías perdidas. Pero a esas alturas lo principal, la suspensión de pagos, ya estaba encarrilada y la artillería municipal se batía en retirada. El ACS, más conocido como el engendro por el oviedismo había fracasado en lo deportivo -eliminado en la fase de ascenso- y en lo social -apenas mil personas en sus partidos-.

Durante el verano, el ayuntamiento empezó a hacer guiños al oviedismo. Denunció el convenio con el ACS, que suponía entre otras cosas una subvención de 91.000 euros anuales, y reconoció que el Real Oviedo era el equipo representativo de la ciudad. Hasta que hace unos días, con la mediación de tres empresarios, dos de ellos ex directivos del Real Oviedo, de Lorenzo aceptó varias de las peticiones del actual presidente, Manuel Lafuente.

El pago de los gastos del Tartiere o la compra de entradas por valor de 60.000 euros para repartir entre escolares y jubilados fueron sólo una avanzadilla de gestos tan significativos como la retirada del carné de socio por parte del alcalde. El PSOE e IU sólo ven una operación de lavado de imagen de De Lorenzo, que podría encabezar la candidatura del PP al Principado en las próximas autonómicas. Lafuente, consciente del sentir de la afición, advierte de que "ni perdona ni olvida", pero repite una de sus máximas durante la crisis: "estoy dispuesto a aliarme con el diablo por el bien del Real Oviedo".

El alcalde, Gabino de Lorenzo, a la izquierda, y Manuel Lafuente, presidente del Real Oviedo, en 2003.
El alcalde, Gabino de Lorenzo, a la izquierda, y Manuel Lafuente, presidente del Real Oviedo, en 2003.PACO PAREDES

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